La culpa fue del whatsapp

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Una noticia muy difundida en la prensa estos días, y que luego ha resultado ser un buloresponsabilizaba al whatsapp de haber causado millones de separaciones en todo el mundo. Afirmaba que los culpables son dos de las funciones de esta aplicación: el doble check, que indica que el mensaje ha llegado al receptor (aunque no lo haya leído), y la vista de la hora exacta de la última conexión. Estas dos opciones pueden generar un clima de desconfianza, al ver que el otro se ha conectado después de haberle enviado un mensaje y no “ha querido” contestar, cuando en realidad puede ser que simplemente no lo haya leído.
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Independientemente de que todo esto sea fruto de la imaginación, lo cierto es que cualquier pareja está bajo amenaza de sufrir una “crisis de whatsapp” siempre y cuando se cumplan estas dos condiciones: primera, un mal uso de tal aplicación, y segunda, una comunicación deficiente.
En primer lugar, es evidente que no debemos dejar nuestra relación en manos de un aparato telefónico; no obstante, hay muchos jóvenes y no tan jóvenes que lo hacen. Se han acostumbrado, nos hemos acostumbrado, a hablar más con los dedos que con la boca, a hacerlo a distancia y no en presencia, lo cual limita bastante lo que se quiere expresar. No hay símbolo que diga lo que se quiere decir, ni emoticono que sustituya a la expresión facial de la persona que nos está hablando.
Las investigaciones del psicólogo Albert Mehrabian sobre la comunicación de actitudes y sentimientos le llevó a la conclusión de que la comunicación digital, es decir, las palabras, cuentan solamente un 7%, mientras que la comunicación analógica, a saber, la voz (38%) y la fisiología (55%), el resto. Especialmente en la transmisión de sentimientos, la intensidad, el volumen, el tono, el ritmo y la velocidad de la voz, así como los gestos, la mirada, las posturas, la respiración y todos los demás aspectos fisiológicos, son mucho más decisivos que lo que se dice.
El mal uso del whatsapp se puede corregir utilizándolo para lo que sirve, para dar recados y poco más, y no pedirle que sustituya a una conversación personal. Algunas webs recomiendan una solución técnica, como es eliminar los indicadores check y de última conexión.
 
Pero esa solución técnica no soluciona el problema, si seguimos confiando nuestra intimidad a lo que puedan teclear nuestros dedos en un espacio tan reducido.
En segundo lugar, también resulta claro que una comunicación deficiente en la pareja propicia que se pueda caer en una crisis de whatsapp. El antídoto pasa por atender a las tres “ces” que aparecen en la palabra comunicación. La primera “c” es de conexión, pues no se puede mantener una relación sin que haya una conexión, una unión, un vínculo, entre los dos. La segunda es de cantidad, pues las relaciones se enfrían cuando se dejan enfriar, cuando se deja de hablar, cuando las palabras se quedan dentro de cada uno. La tercera “c” es la “c” de calidad, capital en toda comunicación, pues mientras la cantidad suma, la calidad multiplica. De nada nos sirve hablar mucho si las palabras que decimos no tienen ese peso que hace que no se las lleve el viento.

Al whatsapp le podemos pedir conectividad, inmediatez, cantidad, comodidad, diversión… pero no le podemos exigir lo que no puede dar: calidad en la conversación. De lo contrario, nos puede pasar lo que le ocurre a la pareja del cortometraje de Paco Caballero: el whatsapp es capaz de crear tales susceptibilidades entre ellos que acaban rompiendo la relación. Sin embargo, seguimos pensando que la culpa no fue del whatsapp, sino de la baja calidad de la comunicación.

 

3 comentarios en “La culpa fue del whatsapp”

  1. Las tecnologías de hoy en dia nos facilitan mucho la comunicación, perp hay que saber manejarlas para que no.influyan de manera impactante en nuestras vidas. Debemos usarlo como herramienta, apoyo… no como principal fuente de comunicación, ya que como dice el artículo tiene deficiencias

  2. Tal y como dice Julia, estos avances tecnológicos nos facilitan bastante la comunicación, pero tenemos que aprender a no depender de ellos y no dejar que ocupen un lugar más alto y que les demos más importancia de lo que se merecen.

    De acuerdo con el artículo, la comunicación a través de palabras por medio de mensajes digitales siempre tendría que estar por debajo de las comunicaciones fisiológicas.

    En resumen, pienso que no nos podemos dejar guiar por unos aparatos electrónicos en temas tan importantes como pueden ser los sentimientos de una persona, sin antes haber hablado con esa persona cara a cara.

    Mauro Galán Leonardo. Alumno de Marketing Digital, UAH

  3. Tal y como dicen los anteriores comentarios, las nuevas tecnologías facilitan la comunicación pero no pueden ser un sustituto de una conversación en persona.
    En mi opinión, a través de los diferentes medios de comunicación no percibes todo lo que la persona te está comunicando en realidad. El mensaje no verbal que puede expresar el emisor con su postura corporal, la mirada, las manos… se pierde a través de los whatsapp, los mensajes de texto, las llamadas telefónicas y otros medios electrónicos de comunicación.

    PD: el estudio que se ve citado en la noticia ha resultado ser falso, a través de la confusión en dos portales de noticias de internet. Puede consultarlo en el siguiente enlace http://www.lavanguardia.com/tecnologia/20131016/54391210930/whatsapp-bulo-noticia-falsa-ruptura-28-millones-parejas.html

    Ana Mendieta Hidalgo -G. Sistemas de información

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