Hay muchas personas que ponen toda su atención en lo que deben hacer: trabajo, familia, amigos. Sin embargo, apenas prestan atención a su mundo interior, a sus necesidades físicas y, sobre todo, a sus necesidades psicológicas y espirituales.
Con frecuencia, al cabo de los años, cuando su resistencia al esfuerzo disminuye por la edad, empiezan a presentar signos y síntomas de cansancio crónico que, en muchos casos, afectan a su esfera corporal en forma de cefaleas, astenia, insomnio, dolores de espalda, molestias digestivas, hipertensión arterial y un largo etcétera.
Como ejemplos esclarecedores de la falta de equilibrio entre cansancio y descanso, tensión y relajación, actividad y reposo, me gustaría citar tres enfermedades físicas que están “de moda” en occidente: el síndrome de estar quemado («burn-out»), la fibromialgia y la astenia crónica. Estas y otras enfermedades, agrupadas bajo el epígrafe de enfermedades psicosomáticas, tienen como base común la tensión psíquica, que se hace crónica por falta de relajación o descanso.
La mejor manera de descansar es aprender a no cansarse excesivamente, a no agotarse. Tan importante es leer la frase “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” del derecho como del revés; junto a la diligencia para hacer las cosas, es bueno decirse también: “deja para mañana lo que no puedas hacer hoy”; no cargues el hoy de más de lo que puedes hacer, y no dejes para mañana el descanso que necesitas hoy.
Una persona cansada tiende a ser pesimista: quien habitualmente es de talante optimista, por ejemplo, reaccionará con una apatía extraña en él. A quien tiene una tendencia a preocuparse se le multiplicarán los motivos de inquietud y habrá que ayudarle a ver que en ese momento no ve las cosas con objetividad.
En la sociedad actual, debido al consumismo, el descanso se concibe como un gasto. Parece que no se puede descansar de manera familiar y sencilla y evitando gastos innecesarios (viajes a lugares exóticos o lejanos).
Por eso, el descanso no es un lujo ni una forma de egoísmo; es una necesidad, un deber. «Cuídate», se dice a veces entre amigos y familiares, al despedirse: nos recordamos mutuamente que nuestra salud es un don de Dios.
Para Aprender a descansar te aconsejo un libro muy práctico con consejos muy útiles: “Aprendiendo a vivir el descanso” (EUNSA, 2011). Su autor es el Dr. Sarráis que es psiquiatra en la Universidad de Navarra.
Este artículo se publicó en el Diario de Almería