«Apenas habían transcurrido dos
meses cuando, un maldito día, olvidé mi móvil en un taxi. Todavía me veo a mí
mismo en la acera, en ese momento de angustia, introduciendo la mano en mi
bolsillo vacío, buscando en vano el teléfono, persiguiendo el coche que ya se
estaba alejando…
meses cuando, un maldito día, olvidé mi móvil en un taxi. Todavía me veo a mí
mismo en la acera, en ese momento de angustia, introduciendo la mano en mi
bolsillo vacío, buscando en vano el teléfono, persiguiendo el coche que ya se
estaba alejando…
Este es uno de los primeros párrafos de la novela
Atención
al cliente de Benoît Duteurtre. (Editorial funambulista, 2012), que acabo de leer.
El narrador —cuarentón y periodista free-lance— olvida en el taxi el teléfono
móvil de última generación que le acaban de regalar sus padres, junto con un
abono de «cliente privilegiado». Este percance hace que pierda todos sus
contactos personales y profesionales, fechas, contraseñas, etc. y empiece para
él un sinfín de episodios relacionados con su conexión Internet y su tarjeta de
crédito, una auténtica odisea que le llevará a tener que pasar por diferentes
servicios de Atención al cliente.
Atención
al cliente de Benoît Duteurtre. (Editorial funambulista, 2012), que acabo de leer.
El narrador —cuarentón y periodista free-lance— olvida en el taxi el teléfono
móvil de última generación que le acaban de regalar sus padres, junto con un
abono de «cliente privilegiado». Este percance hace que pierda todos sus
contactos personales y profesionales, fechas, contraseñas, etc. y empiece para
él un sinfín de episodios relacionados con su conexión Internet y su tarjeta de
crédito, una auténtica odisea que le llevará a tener que pasar por diferentes
servicios de Atención al cliente.
Primero debe llamar por teléfono al servicio de
atención al cliente para contar lo sucedido y buscar una solución. Pero no
resulta nada fácil hablar con alguien que entienda lo que le ha pasado. Para
una simple llamada se pasa horas al aparato, mientras le pasan de departamento
en departamento hasta que alguien quiera hacerse cargo del caso. Ante la
imposibilidad de dar con un técnico profesional, decide visitar la dirección
física de la compañía, donde la experiencia allí continua siendo surrealista.
atención al cliente para contar lo sucedido y buscar una solución. Pero no
resulta nada fácil hablar con alguien que entienda lo que le ha pasado. Para
una simple llamada se pasa horas al aparato, mientras le pasan de departamento
en departamento hasta que alguien quiera hacerse cargo del caso. Ante la
imposibilidad de dar con un técnico profesional, decide visitar la dirección
física de la compañía, donde la experiencia allí continua siendo surrealista.
Esta novela de 130 páginas, se lee con gusto y en
poco tiempo. En algunos momentos resulta divertida. Con esta inteligente
sátira, Benoît Duteurtre hace un retrato en el que reconocerás tus propias
desventuras como las de muchos consumidores, numerosos abonados y clientes.
Estas historias son ejemplos de la falta de Calidad de los servicios, de la
pésima atención a los clientes, etc. En algunos momentos, pueden apreciarse el
abuso, el beneficio a cualquier precio, la falta de ética y en definitiva, la
poca importancia que se dan a las personas en determinadas empresas de
servicios.
poco tiempo. En algunos momentos resulta divertida. Con esta inteligente
sátira, Benoît Duteurtre hace un retrato en el que reconocerás tus propias
desventuras como las de muchos consumidores, numerosos abonados y clientes.
Estas historias son ejemplos de la falta de Calidad de los servicios, de la
pésima atención a los clientes, etc. En algunos momentos, pueden apreciarse el
abuso, el beneficio a cualquier precio, la falta de ética y en definitiva, la
poca importancia que se dan a las personas en determinadas empresas de
servicios.
Atención al cliente es una
fábula de acentos orwellianos y kafkianos, ácida y de rabiosa actualidad, que
puede leerse como un panfleto vengador contra la estafa de cierta modernidad.
fábula de acentos orwellianos y kafkianos, ácida y de rabiosa actualidad, que
puede leerse como un panfleto vengador contra la estafa de cierta modernidad.
Actualización (30.8.12): Un buen reportaje para conocer las quejas y reclamaciones en el sector de las operadoras es “El laberinto de las reclamaciones” (EL País, 23.8.12)