Benedicto XVI: un Papa de gran dimensión humana.

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Nació en 1927 en Baviera. Origen humilde. Lo acreditan las fotos familiares de la casa familiar.  Le pilló la segunda guerra mundial. Estuvo -obligado- en las Juventudes hitlerianas y le tocó, a los 16 años, proteger de bombardeos y demás, la fábrica BMW de Munich. Meses más tarde entró en combate, pero sabemos que desertó pocos días antes de finalizar la guerra. No sabemos si fue fácil, pero sí arriesgado. En los últimos meses de la contienda era habitual fusilar o colgar a los desertores con un letrero que los identificase como traidores.

Toca el piano -dicen que muy bien-, ama a Mozart y es políglota. Dicen que se defiende en 10 idiomas (entre los cuales está el nuestro) incluyendo entre estos el griego y el latín.

Desde su ordenación sacerdotal al papado

En el año 1951, el 29 de junio, fue ordenado sacerdote. En el 53 se doctoró en Teología y fue profesor hasta 1.977, en que fue nombrado Obispo de Munich y pocos días después Cardenal.

Participó en el Concilio Vaticano II como asesor teológico del Obispo de su zona.

En 1981 fue nombrado Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe por el Papa Juan Pablo II. Esto fue un cargazo que le unió a él y marcó su destino.

Trabajó durante años ala sombra del papa polaco y suele decirse que estaba siempre detrás de centenares de consultas que este le solicitaba antes de tomar decisiones relevantes. En 2002 fue nombrado Decano del Colegio Cardenalicio y Obispo de Ostia.

El 19 de abril del año 2.005 Papa, cargo del que dimitió el 28 de febrero de 2013, ocho años después, tras haberlo anunciado 17 días antes. Dicen los expertos historiadores que, tras una historia de 265 Papas, ha sido el único en retirarse antes de la muerte de forma voluntaria fue Celestino V en 1294.

Escribió numerosos libros, le fueron concedidos numerosos doctorados en universidades de todo el mundo y se dice de él que fue una persona profundamente estudiosa y prudente.

Pontificado

Quizá su “cruz” y su “gloria” fue haber sido seguidor de Juan Pablo II. De hecho, él siempre consideró que “Juan Pablo II y yo estábamos siempre en profunda concordancia. Yo me sé un deudor suyo que, con su modesta figura, procura continuar lo que hizo como gigante”. Excesivamente modesto, pero hábil constructor, conocedor de las estructuras y entresijos vaticanos, depositario discreto de muchos secretos, diseñador del andamiaje de una nueva Iglesia moderna, abierta al mundo y al resto de culturas, más amable y más simpática.

Su papado estuvo marcado por la oleada de declaraciones y condenas a la Iglesia católica en todo el mundo  sobre “abusos a niños y jóvenes” que ya se había desencadenado durante el papado de Juan Pablo II

A continuación te indico algunos de los aspectos más destacados de la vida de Benedicto XVI :

No era buen comunicador

Fue un comunicador seguramente regular, por ejemplo, en el momento de levantar la excomunión de los lefrevistas y permitir las malas interpretaciones sobre  Willianson al declarar en prensa -una entrevista de años anteriores- que no habían existido las cámara de gas… o los silencios y declaraciones tardías sobre los escandalosos casos de pedofilia en Irlanda, Estados Unidos o Alemania… a lo que él adujo siempre que respuesta se dio siempre….”Aunque siempre se puede preguntar si el Papa no debería hablar con más frecuencia…”.

Seguramente el caso se magnificó, ya que “el caso es especialmente grave cuando involucra a alguien que debe ayudar a los hombres a llegar Dios, alguien a quien un niño, un joven se confía para encontrar al Señor, y en lugar de ello, abuse de él”… Es bien cierto que algunos estudios de la época, entre ellos el del criminólogo Christian Pfeiffer, cifraban en el 0,1% la autoría de abusos a niños por parte de colaboradores de la Iglesia Católica.

Quizás también adoleció del carisma del que hizo gala su predecesor y permitía que lo grave a acabarse pareciendo menos grave.

Vientos de reformas

Lidió contra los vientos que exigían reformas: celibato, mujeres, sacerdote… con argumentos que, satisfarán o no, pero fueron de impecable racionalidad: Frente a lo que opina la modelo top y lo que piensan muchas otras personas seguiría sosteniendo que la estadística no puede ser el parámetro de la moral. Ya es bastante malo que la demoscopia se convierta en parámetro de las decisiones políticas y se esté buscando con avidez: ¿Dónde consigo más seguidores?, en lugar de ¿Qué es lo correcto? Hablando del celibato…”Esta figura de la Iglesia no la hemos hecho nosotros, sino que es constitutiva de Él. Esto es importante. No somos un régimen arbitrario. No podemos hacer lo que queremos, aun cuando en esta cultura y esta civilización, resulte arduo y difícil”.

Un Papa humilde

Fue un Papa humilde y seguramente tímido: es conocido el hecho que cuando se estaba ya votando en la Capilla Sixtina con pinta de que saldría elegido, rezó una jaculatoria como la de Jesús en el huerto de Getsemaní: ¡“Señor, no me hagas esto…! Tienes a otros más jóvenes y mejores!”.

Un intelectual sencillo

Y sencillo… aun después de haber estudiado y escrito numerosos libros y ser reconocido como Intelectual”: ….”Intenté mantener la serenidad, confiando en que, a partir de entonces, Él me iba a conducir.”…”Lo más sencillo es lo verdadero y lo verdadero es lo sencillo. Nuestra problemática consiste en que, de tanto árboles, no vemos más el bosque, que, de tanto saber, no encontramos la sabiduría. Sobre este asunto ironizó Sant Exupery con El Principito y mostró como con la erudición se pierde de vista lo esencial, y cómo el Principito, que no entiende las cosas complicadas, ve, en última instancia, más y mejor… ¿Qué es lo que importa? ¿Qué es lo auténtico?. Ver lo sencillo, esto es lo que importa”.

También habló muchas veces sobre la Ciencia y el camino que marca hacia la Fe cuando llega la pregunta enorme de “pero esto, ¿quién lo ha hecho?

El Papa que renunció

Peter Seewald le preguntó en un libro-entrevista, en 2.009 ¿Puede pensarse en una situación en la que usted considere apropiada una renuncia del Papa?

-Sí, si el Papa llega a reconocer con claridad que física, psíquica y mentalmente no puede ya con el encargo de su oficio, tiene el derecho y, en ciertas circunstancias, también el deber de renunciar.

Si bien no suele ser este Papa el favorito de los escenarios, la prensa y aclamado por el gran público, me quedo con él. Es normal, tiene miedos, pero hace cosas. No presume, pero sabe mucho.

Ha sido un excelente continuador de la obra de su antecesor, tragándose muchísimos “marrones” con encomiable dignidad. Los afrontó directamente.

Nos ha mostrado un Papa humano, que es persona, que reflexiona mucho y no se quiere equivocar.

Nos ha mostrado que la mejor solución, más que la fácil, es la simple. Y que deberíamos mirar a nuestro alrededor con ojos límpidos y sin contaminar.

Nos ha demostrado el valor de “dejarse llevar” con criterio. De multiplicar con disciplina los talentos.

Nos ha demostrado que ni las pompas ni el poder se le subieron a la cabeza y que ha sabido vivir tanto como Papa, como ermitaño.

Nos ha mostrado que el mejor estado es el del equilibrio entre la razón y la fe.

Última consideración con el máximo respeto. Benedicto XVI ha sabido conducir estupendamente al rebufo.

El rebufo consiste en “cortar” la resistencia del aire al automóvil que se tiene detrás -una técnica muy usada para el adelantamiento y el ahorro de combustible-: de esta forma, el vehículo de delante se enfrenta directamente a la resistencia del viento, mientras el segundo trata de acercarse todo lo que pueda para evitarla. El buen conductor de rebufo está preparado para adelantar en el mejor momento. Como Benedicto XVI cuando le tocó adelantar a Juan Pablo II.

Antonio Manuel Agustín

Ver también: Ha fallecido Benedicto XVI, el Papa emérito

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