El Mentoring es un proceso de desarrollo personal y profesional, basado en el uso de diferentes técnicas en el marco de una relación de confianza entre la persona mentora y la persona mentorizada. Al terminar la persona mentorizada puede preguntarse ¿Cómo me ayudó el Mentoring? Esa es la pregunta que he sugerido que se hicieran algunas de la personas que han recibido ese servicio de ayuda. De esta manera, he recibido varios testimonios que resumo a continuación.
Además de ayudar a profesionales de diferentes edades, que me solicitan ser su Mentor, participo en diferentes programas de Mentoría para universitarios, como el de la Universidad de Alcalá y en otros, en los que los estudiantes están a punto de terminar sus estudios y se han de preparar para incorporarse al mercado laboral. Es el caso de Eva, de 21 años que nos cuenta su experiencia en este blog en el artículo: “Mi experiencia en el Mentoring“
Como es lógico, la ayuda que recibe una persona, tanto en su proyecto profesional como vital, al participar en un programa de Mentoring depende de muchos factores. El conocimiento mutuo y la confianza entre Mentor y metorando, son clave. En las primeras entrevistas, se puede firmar en ocasiones un contrato de confidencialidad y siempre se concretan los objetivos a conseguir.
La actitud del mentorando, su grado de implicación, su personalidad, su salud, la situación personal y familiar, etc. son otros factores que influyen en los resultados del Mentoring. Por tanto, la selección de testimonios que indico a continuación hay que interpretarlos con mucho cuidado, ya que son testimonios incompletos. Sin embargo, si reflejan las consecuencias más importantes.
Experiencia como mentora
Mi labor como mentora surge de una llamada interior de compartir con los demás mi experiencia y conocimientos para ayudarlos. Siempre he sentido que estaba en mi esencia el compartir lo que he tenido la suerte de aprender, estudiando, trabajando y viviendo, a veces con alegría y otras, con sufrimiento. El hacer esta labor es algo entonces que da sentido a mi vida junto con ser esposa y madre. Antes de tener una mentoría, suelo encomendarme y orar con estas palabras “Señor Mío Jesucristo, que no sea yo, que seas TU y que lo que yo diga sea siempre para ayudar”.
Economista, 29 años
Al iniciar el Programa de Mentoring, me encontraba en un momento de mi vida que, debido a circunstancias personales, me sentía confuso, con miedo, sin rumbo claro y, lo peor de todo, me sentía capaz de arrastrar a ese agujero negro de incertidumbre y temor a mi mujer e hijos. En ese contexto, mi mentor supo identificar las causas de los problemas y ayudarme a trazar un plan para empezar a respirar. Eso fue posible porque la sinceridad está íntimamente unida a la confianza y la confidencia. Sin sinceridad, no puede desarrollarse una relación humana efectiva que acabe concluyendo en una planificación adecuada.
Cambio de trabajo. Empresario, 50 años
Soy licenciado en ciencias económicas y empresariales, y con unos cuantos másters y cursos de especialización, entre ellos un MBA. Profesionalmente, se puede decir que acúmulo una gran experiencia y he tenido la suerte de progresar y disfrutar mucho trabajando. Pero de pronto, poco a poco, de manera silenciosa, me llegó el cambio. Me vi que no era feliz en el trabajo. Con mala relación personal con compañeros, en definitiva, sufriendo y afectando a mi salud y vida personal. Y en este momento conozco a mi mentor.
Tuve la oportunidad de definir y analizar mi hoja de ruta profesional buscando la felicidad. Emprende aquello que quieras, lucha por aquello que te guste, comienza y recomienza las veces que hagan falta, pero con un objetivo, que tu esfuerzo te lleve a la felicidad. El proceso de cambio no es inmediato, de ahí lo importante de estar bien acompañando y asesorado, para ajustar aquello que no esté dando los resultados esperados, y hacer cambios en tu hoja de ruta. Para esto es clave la paciencia y perseverancia.
La importancia de que confíen en ti. Trabajadora social, 51 años
Personalmente, tuve la oportunidad de contar con una persona, mi mentor, que creyó en mí y me apoyó en un momento de cambio. Una etapa difícil en la que yo había decidido realizar un cambio profesional (y, por ende, personal). Tuve la bendición de contar con una persona que me acompañó y me sostuvo. Vio lo que yo no veía y me animó a abrir la mente y alcanzar una meta que se me hacía inalcanzable e imposible. Así es como yo estaba cuando comenzamos a caminar juntos.
Ha sido una experiencia en la cual te das cuenta de que no puedes ir sola, que todos necesitamos ayuda en algún momento de la vida y que eso no nos desmerece, por lo tanto, ha sido una experiencia donde la humildad y la fortaleza, paradójicamente se abrazan. Ha sido una experiencia de sanar heridas por todo el bien recibido que va anulando y haciendo muy pequeños a quienes te quieren destruir o paralizar.
Buscar empleo con 60 años
La búsqueda de empleo está presente en todas las edades de la población activa y no es un camino fácil. Pero lo más importante es recordar que encontrarlo no es imposible, mi mentor me anima a tenerlo en cuenta todos los días.
Tampoco es sencillo reconocer que necesitamos orientación laboral cuando hemos cumplido los 60 años y menos aún para algunos profesionales como yo, autosuficiente, que he podido desarrollar mi creatividad y disfrutar de un buen sueldo durante muchos años ejerciendo como periodista.