Coworking. Un segmento en alza

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Prefieren pagar entre 150-200 euros al mes por alquilar un espacio donde trabajar tranquilamente, que pasar todo el día en casa alternándolo con lavadoras y visitas de mensajeros.

La mayoría llegan huyendo del aislamiento de sus casas”, dice Juanlu Blanco Pérez, gestor de Workcase, un espacio de coworking en Madrid que ha visto cómo, a lo largo de sus 4 años de trayectoria, son cada vez más los autónomos y emprendedores que abandonan el salón de sus domicilios para alquilar un espacio de trabajo fuera, hartos de distracciones domésticas y de conversar con las paredes.

Aunque la mayoría de los coworking ofrecen horarios flexibles, la media opta por el alquiler mensual que oscila entre los 150-200 euros. A cambio, reciben un espacio donde poder desarrollar su actividad profesional rodeados de otras personas en sus mismas circunstancias, pero con perfiles y disciplinas muy diferentes. “Esta es una de las principales ventajas porque termina imponiéndose un ambiente de colaboración y feedback entre ellos, que no networking”, dice Juanlu Blanco.

Por otro lado, aunque la mayoría lleva su ordenador personal desde casa y utiliza su teléfono móvil para las comunicaciones, los coworking facilitan equipamiento complementario, como impresoras, y disponen de espacios reservados donde mantener reuniones con posibles clientes.

En cuanto a la media de edad de los usuarios de estos espacios, está en torno a los 35 años “aunque también llega gente recién licenciada y personas mayores de 50 años que se han quedado en el paro y vienen aquí a reorganizarse un poco y ponerse al día con la ayuda de otros usuarios”.

Crecimiento rápido

Yo lo que veo aquí es gente muy válida y cualificada, trabajando muchas horas a cambio de poco dinero”, dice Juanlu Blanco. Y a juzgar por la proliferación de espacios de coworking, un sector con poco más de 6 años de historia en nuestro mercado, parece que la situación que describe Juanlu cada vez se generaliza más. Así un total de 200 espacios de coworking nacionales estuvieron representados en la Coworking Space Conference celebrado en Las Naves, de Valencia, el año pasado. La cuarta edición de la conferencia ponía de manifiesto el nivel de madurez y el rápido crecimiento de un segmento que saltó de 44.000 m2 cuadrados destinados a estos entornos colaborativos de trabajo, a cerca de 188.000 m2 que se estimaban el año pasado.

“Cierto que todavía es mayor la oferta que la demanda, pero las expectativas son de crecimiento dado que, a este modelo de trabajado actual, se están sumando también las corporaciones, sobre todo las que son muy pequeñas”.

Competencia desleal

Una cosa sólo parece ensombrecer el panorama de estos espacios y es el de la competencia desleal que algunos de ellos ven en determinados usos de las administraciones públicas, con centros de trabajo mucho más baratos. Abunda también Juanlu Blanco en una práctica que ha empezado a extenderse entre determinados centros de trabajo, con grandes instalaciones, que tratan de compensar el freno de su actividad económica reservando un espacio de alquiler para profesionales de la misma especialidad. “Está pasando mucho en los estudios de arquitectura, ingeniería o de diseño gráfico que disponen del equipamiento concreto para esa disciplina. Pero, para mí, eso no es un coworking”.

Fuente: Emprendedores

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