Este anuncio de Aerolíneas Argentinas, invita a creer en los propios sueños. Tratándose de una
compañía aérea, cabría esperar que nos hablara de puntualidad, comodidad o
servicio. Sin embargo, ninguno de estos aspectos -puramente racionales-
aparecen en el spot; en vez de eso, apela a nuestra capacidad de soñar. Habla de una ilusión, de creer
-como los niños- que nuestros sueños pueden hacerse realidad…

El anuncio comienza en lo alto de una
azotea, donde el cielo está más cerca y es más fácil soñar. Cruza, de repente, la sombra de
un avión: ni siquiera la figura o el más leve soporte de la realidad.
 Solamente vemos el reflejo, y ese reflejo estimula el
deseo y la imaginación de dos niños, que deciden guardarlo en una caja de latón, como si fuera el mejor tesoro de su vida…

Como en El Principito, los
adultos del spot se ríen de ellos: “¿Qué puede haber en una caja vieja y
desvaída?”. Pero, para un alma inocente, el reflejo es tanto
como la realidad, y el sueño tanto como la vida
. Se trata de su avión. ¡El suyo! Y lo tienen bien custodiado en esa
caja…
Su mente despega de la tierra. Sueña con lugares
adónde podrían viajar. Y así, hasta que un buen día llega el piloto de la nave
y se presenta en el colegio. Realidad y ficción se unen por
un momento
. Vuelven a la azotea –donde sus sueños
aprendieron a volar- y enseñan a los adultos que siempre es posible
creer, y amar, y soñar…

Ver para creer, eso dicen. Pero la capacidad de soñar que tiene un niño puede hacer que ame sin
interés y que crea sin ver
.
¡Cuánto podemos aprender de ellos!
Os lo pido de corazón: No dejéis de soñar