Cuando escuchas “Cariño, tenemos que hablar”…

No suelo escribir sobre estos temas. No porque no pueda, sino porque no me considero un experto en la materia, ni es algo que forme parte de mis temas y escrituras habituales, más enfocadas a aspectos gerenciales y de desarrollo personal. Sin embargo, una experiencia reciente en mi familia y la lectura de un artículo me tocaron lo suficiente como para sentarme frente al ordenador y dejar que las ideas fluyan.

Leía que este temido: “Cariño, tenemos que hablar” puede generar desde ansiedad hasta preocupación sobre el futuro de la relación. Independientemente de quien lo diga en la pareja. Leía que justamente estos días, después de las vacaciones de verano, muchos psicólogos especializados en pareja notan un aumento de consultas por este y otros motivos similares. Al parecer, la convivencia intensa y el tiempo libre compartido sacan a la luz tensiones, diferencias y desconexiones que habitualmente quedan silenciadas por la rutina diaria.

La buena noticia -según ellos mismos-, es que la terapia de pareja no es solo “la” solución, sino también un espacio para hablar, evaluar y entenderse. Un espacio seguro para revisar lo que ocurre en la relación, identificar las causas del o los posibles conflictos y fomentar una comunicación auténtica, honesta y compasiva. Los expertos indican que la terapia permite aprender nuevas formas de dialogar, expresar necesidades sin atacar y trabajar desde la empatía en lugar de la confrontación. En fin, una posible solución.

Señales

Pero, ¿Cómo saber si la relación tiene “oportunidades” de solución? Y es que es bien cierto que no todas las dificultades anuncian el fin de la relación. Existen señales claras de que la relación puede fortalecerse:

  • Ambos muestran disposición a hablar, escuchar y hacer cambios.

  • Persisten gestos de cariño, complicidad y sentido del humor compartido.

  • Existe interés por cuidar al otro y mantener la intimidad emocional y sexual.

Leía a una psicóloga mencionar: “muchas veces no falta amor, sino una forma distinta de cuidarlo”. El amor no se mantiene solo, se elige y se trabaja cada día.

Cuándo replantearse la relación

Hay momentos en los que la terapia ayuda a reconocer que una relación puede estar comprometida:

  • Indiferencia constante y distanciamiento emocional.

  • Falta de proyectos comunes o sensación de alivio al estar separados.

  • Conflictos frecuentes y posturas rígidas sin posibilidad de cambio.

  • Falta de respeto continuada, manipulación o violencia física o psicológica.

En estos casos, la terapia puede guiar un cierre respetuoso,reduciendo el sufrimiento y evitando dinámicas destructivas. Incluso una separación puede abordarse de manera madura y consciente.

¿Cómo funciona la terapia de pareja?

Las sesiones combinan técnicas prácticas (ejercicios de comunicación, reparto de responsabilidades, rutinas de tiempo en pareja) con un enfoque profundo que permite comprender heridas emocionales previas. El proceso es activo, se plantean acciones más que discursos, se trabaja el conflicto principal y se toman medidas concretas para cambiar dinámicas negativas.

Cuando ambos miembros participan, los resultados son significativos: más del 75% de las parejas reporta mejoras en la relación, y dos tercios también notan beneficios en su salud física y emocional. La terapia permite recuperar la complicidad y la conexión perdida, así como redescubrir la intimidad que un día los unió.

Crear equipo: la clave del éxito

Una relación saludable funciona como un equipo. Esto implica:

  • Humildad y disposición al crecimiento personal y en pareja.

  • Ternura, sentido del humor y cuidado mutuo.

  • Evitar bloquearse en el victimismo y recordar que el otro no es un enemigo, sino un compañero de vida.

Cuando ambos miembros trabajan en equipo, incluso conflictos intensos pueden convertirse en oportunidades de aprendizaje y fortalecimiento.

Como conclusión podemos mencionar que escuchar “Cariño, tenemos que hablar” no siempre significa una crisis irreversible. La terapia de pareja ofrece un espacio seguro para reconectar, mejorar la comunicación, recuperar la intimidad y tomar decisiones conscientes sobre el futuro de la relación. Algunas parejas salen reforzadas, otras se separan con respeto, pero en todos los casos se gana madurez emocional y bienestar.

Y es que tener una conversación difícil, después de esa famosa frase “cliché”, puede ser el principio de una transformación profunda, no el final de la historia.

Carlos Solis Domínguez

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