El arte de la conversación sin pantallas

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Se suponía que los smartphones y las tabletas iban a traernos más oportunidades para estar conectados con los demás. Sin embargo, su efecto más visible en las relaciones sociales es que están perjudicando nuestra capacidad para mantener conversaciones valiosas. Así lo explica Sherry Turkle, psicóloga clínica y socióloga del Instituto Tecnológico de Massachusetts, en su libro Reclaiming Conversation: The Power of Talk in a Digital Age.

Los fabricantes de juguetes han encontrado un filón en la inteligencia artificial. La sorpresa de la temporada es la “Hello Barbie” de Mattel, muñeca provista de un algoritmo con 8.000 respuestas posibles para interactuar con las niñas. Las ofertas de otros fabricantes van desde dinosaurios a ositos de peluche que hablan.

“Vivimos un momento robótico”, declara Turkle a The New York Times. “Y no porque hayamos inventado máquinas capaces de amarnos o de preocuparse por nosotros, sino porque estamos dispuestos a creer que lo hacen”.

Conectados pero solos

Turkle no tiene nada en contra de la tecnología. Al revés: trabaja con robots y lleva años estudiando las interacciones entre los humanos y las máquinas, explica Megan Garber en The Atlantic. Pero últimamente se ha vuelto mucho más crítica con los efectos de la conexión constante a los dispositivos.

En su anterior libro, Alone Together: Why We Expect More From Technology and Less From Each Other (2011), Turkle llamó la atención sobre el peligro de buscar en la tecnología que llevamos encima un sustituto a la relaciones sociales. “Las conexiones digitales y los robots sociales nos dan la sensación de estar en compañía sin las exigencias de la amistad”.

Sentirse conectado también es una forma de evitar quedarse a solas con uno mismo: no nos gusta estar solos, y enseguida acudimos al móvil para quitarnos la ansiedad. De ahí la necesidad compulsiva de compartir: “Comparto, luego existo” es la nueva regla de oro de las relaciones en la era digital.

En Reclaiming Conversation, Turkle sigue estudiando el poder seductor de la tecnología de bolsillo. Los dispositivos móviles, explica a Lauren Cassani Davis en una entrevista para The Atlantic, nos hacen tres promesas. “Yo las llamo los tres deseos del genio de la lámpara: nunca estarás solo; tu voz siempre será escuchada; y puedes poner tu atención donde quieras”.

Paradójicamente, el resultado de este empeño por estar siempre conectados es que hoy “no nos prestamos atención unos a otros”, sino que la atención se la llevan nuestros dispositivos. Así, muchos se quejan de que sus amigos les ponen “en pausa” durante una conversación, mientras gestionan las demandas de sus smartphones.

El deterioro de la empatía

Para Turkle, la imagen del amigo “en pausa” sintetiza bien lo que los dispositivos móviles están haciendo con nuestras relaciones sociales: cuantas más veces presionamos el botón de pausa, más oportunidades perdemos de “ponernos en el lugar del otro y de comprender por lo que está pasando”.

Un ejemplo de esta pérdida de atención que nos impide empatizar con los demás es la manía de escribir mensajes de texto en cualquier momento. “Escribimos en los funerales. Escribimos durante los actos de culto del tipo que sean. Cuando pregunto a alguien por qué lo hace, responde diciendo que solo escribe en momentos aburridos. (…) Hemos perdido de vista que el objetivo de los funerales es precisamente estar junto a otras personas”.

La revolución digital ha establecido “un nuevo código de costumbres sociales que permite dividir la atención”, otorgando a las interrupciones ocasionadas por el móvil un trato de favor. “Yo crecí entre libros. Pero cuando hablaba con mis mejores amigas no tenía permiso para abrir un libro y ponerme a leer en medio de una conversación”.

Ponerse a dieta digital

La buena noticia es que uno puede optar por “una dieta de medios sociales” más saludable. Es lo que pretenden los campamentos de verano que ofrecen diversión sin móviles ni Internet: “Después de cinco días [de desconexión], los jóvenes son capaces de ver escenas de películas e identificar con éxito lo que sienten los protagonistas”.

Turkle recomienda a los adultos que también se pongan a dieta. “A algunos les vendrá bien un campamento. A otros, una especie de día sabático a la semana. A otros, un tiempo diario”.

Algunos ingredientes que no pueden faltar: crear “espacios sagrados”, libres de móviles, en la vida cotidiana (la mesa del comedor, el cuarto de estudio…); abandonar “el mito de la multitarea”, que resta calor y empatía a las conversaciones; potenciar el contacto visual; y cultivar la capacidad de estar solos.

Juan Meseguer

Fuente: Aceprensa

5 comentarios en “El arte de la conversación sin pantallas”

  1. Guillermo García de Castro

    Es triste pero cierto, los smarthphones y las nuevas tecnologías nos «acercan» a aquellas personas que tenemos lejos, mientras que nos alejan de aquellas que tenemos a nuestro lado. Muchas veces escuché, y desgraciadamente dije, » oye hace mucho que no nos vemos, a ver cuando quedamos para tomar un algo».
    Pues bien, llega el día en el que has quedado con tu amigo y uno de los dos saca el móvil para contestar a otra persona. Resulta un poco incoherente querer quedar con alguien que hace mucho tiempo que no ves y, que cuando te reencuentras, te dedicas a contestar de vez en cuando mensajes en tú teléfono móvil en vez de aprovechar la ocasión.

    Guillermo García de Castro
    Asignatura MK de servicio
    Universidad Alcalá de Henares

  2. Guillermo García de Castro

    En relación con lo que declara Turkle a The New York Times «y no porque hayamos inventado máquinas capaces de amarnos o de preocuparse por nosotros, sino porque estamos dispuestos a creer que lo hacen «, lo que más me «preocupa» es justo el final ESTAMOS DISPUESTOS A CREER QUE LO HACEN .

    Me imagino que todo el mundo conoce a Siri, la asesora virtual/ «amiga» que nos ofrece Apple. ¿Quién no habló con el/ella alguna vez para pedir información sobre el tiempo, que llame a alguien, que te cuente un chiste…?.

    Seguro que la mayoría lo hicimos alguna vez por vagancia o porque nos sorprende y sigue haciendo gracia. Hasta aquí todo correcto. Lo preocupante es que existe en torno a un 24% de la población que está completamente sola y necesita esa falta de cariño o afecto que SOLAMENTE pueden darte las personas . Como consecuencia de esa necesidad, el 4.0 empeora esta situación, al dar la sensación de estar en compañía sin la existencia de la amistad. Si estar solo en la vida ya es una lástima, creo que aún es más triste ser conscientes de que existen personas que creen que «satisfacen» esa necesidad con la tecnología.

    Me imagino que si os hablo de Irene, la mayoría sabrá que estoy hablando del asistente virtual que ofrece la renfe. Este asistente virtual es capaz de mantener conversaciones con sentido durante más de dos horas, y no sólo mantiene la conversación, sino que al término de ella consigue la venta de algún servicio ofrecido por renfe. Cuando escuché esto en un curso ofrecido por la EOI (Escuela de Organización Industrial), quedé impresionado con lo que la tecnología había sido capaz de conseguir. Lo cierto es que «hemos pasado del MK 1.0 al 4.0 sin habernos dado ni cuenta».

    Guillermo García de Castro
    Alumno MK de Servicios
    Universidad de Alcala de Henares

  3. Diego Rincón García

    Totalmente de acuerdo tanto con el articulo como con Guilermo , vivimos en una época en la que los smartphones nos han absorbido la vida de manera completa , yo me acuerdo que cuando no había chat online y todo ese tipo de aplicaciones , disfrutabas de una tarde con los amigos , te tirabas todo el día jugando al futbol , dando vueltas … y te lo pasabas genial ¡Donde a quedado eso! . Actualmente ves como todo el mundo está como un zombi con los móviles , ves a un niño de 15 años que en vez de dar vueltas con los amigos esta en casa hablando por wassap con ellos , te vas de vacaciones y en vez de disfrutarlas estás con el móvil hablando con la gente y diciéndole donde estas .
    En mi opinión los smartphones no nos hace disfrutar de todo lo que pasa en la vida , pero entonces , ¿porque los usamos? ADICCIÓN.
    DIEGO RINCÓN GARCÍA
    ALUMNO DE SERVICIOS
    FACULTAD ECONÓMICAS DE ALCALÁ DE HENARES

  4. Es cierto tanto lo que comenta Guillermo como lo que comenta Diego, las nuevas tecnologías nos están separando de las personas.

    Cuando nosotros éramos mas pequeños nos sentábamos en el sofá y comentábamos lo que habíamos echo y lo que nos había pasado, hoy en día esto no sucede, porque cada vez que nos pasa algo rápidamente lo primero que hacemos es coger el teléfono y ponernos a escribir a todos los amigos o familiares lo que nos ha sucedido. Ya no hay conversaciones cara a cara, todo va a través de la pantalla del Smartphone.

    Esto además, a mi parecer, es mas peligroso de lo que creemos, los niños mas pequeños de la casa ya empiezan a solicitar a sus padres tener uno, porque sus amigos lo tienen, y esto supone que todos los niños tengan un enganche muy fuerte a las pantallas y pueden meterse o hacer cosas de las que no soy muy conscientes debido a su edad y al poco conocimiento que tienen sobre los peligros de internet.

    Además supone que en una reunión familiar todo el mundo pase la mitad del tiempo con el Smartphone y la otra mitad contando anécdotas.

    A modo de conclusión, me parece muy difícil poder quitar la adicción que tenemos a las pantallas y cada vez va a ir a más porque ¿Quién no tiene un Smartphone en una familia?

  5. David Azulay

    En relación a la dieta digital, no simplemente se puede desconectar pasando una tarde con tus amigos o yendo a un campamento con tu colegio o amigos, sino también practicando deporte varias veces a la semana.Es una buena manera de liberarte del estres que en ocasiones produce el whatsapp, ya que tienes la mirada y tu cabeza puesta en el móvil todo el día.
    Como dicen los compañeros, es verdad que te quedas absorto en una conversación y no prestas atención a lo que va sucediendo a tu alrededor, que, en ocasiones, es más provechoso que una simple conversación informal.

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