Que el trabajo es una parte importante de nuestras vidas es evidente. Aunque solo sea por el tiempo que le dedicamos a lo largo de nuestra vida activa.
Del trabajo depende también el acceso a salud, protección ante el desempleo o ante pobreza en la vejez. Y, el trabajo es uno de los factores que más condiciona nuestras oportunidades: desde la posibilidad de vivir con mejores condiciones, en un hogar más digno o en una ciudad más agradable, a la posibilidad de formar una familia o desarrollarnos personalmente haciendo algo que nos gusta.
Pero, además de esta dimensión personal, el trabajo también condiciona las posibilidades de desarrollo de un país. Estamos convencidos de que el trabajo está en el corazón del desarrollo de nuestros países y en el corazón de las personas que procuran trabajar bien y con espíritu de servicio.
Me envía un amigo, un vídeo breve (7,5 minutos) con este título «El corazón del trabajo: una visión de san Josemaria», que quiero compartir. Hoy 2 de octubre se cumple una aniversario del fundación del Opus Dei por san Josemaria Escrivá. Con fragmentos de la predicación de san Josemaría, este vídeo ilustra las diferentes dimensiones que comprende la santificación del trabajo, mostrando así qué significa encontrar a Dios en la vida ordinaria.
Santificar el trabajo es esforzarse por realizarlo bien, con competencia profesional, poniendo todos los talentos, inteligencia, voluntad y afectos en esa labor que se tiene entre manos. Sin embargo, no se trata sólo de trabajar bien, sino de la intención que se ponga al momento de realizarlo. Vale la pena cuestionarse: ¿Para qué hago esto? ¿Qué sentido tiene hacerlo bien cuando nadie me ve?
Para conocer más a fondo la doctrina sobre la santificación del trabajo, puede consultarse la web del Opus Dei. Aquí también se puede encontrar videos y pódcast con experiencias de personas de los cinco continentes