Danone ha
vuelto a emocionarnos con su reciente campaña “Alimenta sonrisas”. En línea con sus spots anteriores,
apuesta de nuevo por la comunicación de emociones y por transmitir optimismo. El fondo del anuncio es la crisis; el primer plano, la
infancia. Sobre estos dos elementos –aparentemente antitéticos- imagina un
diálogo precioso
vuelto a emocionarnos con su reciente campaña “Alimenta sonrisas”. En línea con sus spots anteriores,
apuesta de nuevo por la comunicación de emociones y por transmitir optimismo. El fondo del anuncio es la crisis; el primer plano, la
infancia. Sobre estos dos elementos –aparentemente antitéticos- imagina un
diálogo precioso
Un chaval travieso y avispado, de buen corazón, se dirige a
la prominente barriga de su madre, embarazada de 6 ó 7 meses. Armado de
inocencia y de bondad, se siente capaz de transmitir
esperanza a su futuro hermanito: “Hola, soy yo. ¿Cómo va por ahí dentro? Por
aquí toda la gente habla de la crisis. Cuando conozcas a papá y a mamá los vas
a ver muy raros. No son así. Es que están preocupados…”
la prominente barriga de su madre, embarazada de 6 ó 7 meses. Armado de
inocencia y de bondad, se siente capaz de transmitir
esperanza a su futuro hermanito: “Hola, soy yo. ¿Cómo va por ahí dentro? Por
aquí toda la gente habla de la crisis. Cuando conozcas a papá y a mamá los vas
a ver muy raros. No son así. Es que están preocupados…”
Entonces surge en él esa vena de espontánea generosidad que
tan frecuentemente aflora en el corazón de un niño: “Pero, ¿sabes qué? Yo quiero que vengas. Y quiero que juguemos juntos. Y tengo, ¡muchas cosas para
ti…!”
tan frecuentemente aflora en el corazón de un niño: “Pero, ¿sabes qué? Yo quiero que vengas. Y quiero que juguemos juntos. Y tengo, ¡muchas cosas para
ti…!”
Amor, amor de niño. Ese es el secreto para vencer todas las
crisis: las económicas, las personales y las familiares. Los niños lo tienen
muy fácil para no perder nunca la sonrisa. Les basta con su natural honestidad
y su alegría a raudales. A nosotros, los que aún no
sabemos hablar a los bebés, nos resulta mucho más difícil. Necesitamos aprender la difícil lección de la
humildad, del deseo de compartir, del gozo inmenso al poder ayudar a otro.
Ellos saben muy bien que la felicidad está en los
pequeños detalles. Nosotros estamos
aún lejos de aprenderlo.
crisis: las económicas, las personales y las familiares. Los niños lo tienen
muy fácil para no perder nunca la sonrisa. Les basta con su natural honestidad
y su alegría a raudales. A nosotros, los que aún no
sabemos hablar a los bebés, nos resulta mucho más difícil. Necesitamos aprender la difícil lección de la
humildad, del deseo de compartir, del gozo inmenso al poder ayudar a otro.
Ellos saben muy bien que la felicidad está en los
pequeños detalles. Nosotros estamos
aún lejos de aprenderlo.
Con todo, lo más hermoso del anuncio es ese amor al hermanito no nacido. Los niños aman la vida: la aman con pasión,
mucho antes de que vea la luz. Y son capaces de dialogar con ella. Por eso sólo
ellos, y también sus madres, son capaces de hablar con los bebés.
mucho antes de que vea la luz. Y son capaces de dialogar con ella. Por eso sólo
ellos, y también sus madres, son capaces de hablar con los bebés.
Ojalá volviéramos a ser niños.
Fuente: Publicidad y cine con valores