Muchos de los artículos en mi blog, los he escrito como meras reflexiones sobre la marca personal y el empleo, dirigidas a un amplio público entre los que se incluyen los desempleados, aunque también a aquellas personas en activo que no están buscando ahora empleo, pero que lo harán en el futuro. Y esos pensamientos no parten de ideas meramente teóricas y abstractas, sino basadas en comportamientos y actitudes que veo constantemente alrededor, especialmente a través de la Red 2.0.
Sobre ello suelo escribir entradas en las que detallo la problemática existente, dando mi propia opinión para poder ofrecer una perspectiva en ocasiones diferente (o al menos, trato de hacerlo). Y en ocasiones, me ‘toca’ dar un soplo de aliento adicional, para que con ello pueda aportar un granito de arena en forma de motivación.
Sin embargo, y ya que esto del desempleo es una cuestión tan delicada, a menudo me encuentro con personas negativas que no sólo se niegan a aceptar ningún tipo de ayuda (aunque sea ‘virtual’), sino que además nos ‘regalan’ con sus comentarios una visión ‘apocalíptica’ sobre el asunto. Y reconozco que ante esto suelo ser bastante crítico. La realidad es como es, pero eso no justifica el transmitir sensaciones negativas y de frustración al resto de lectores.
Y es curioso el que alguna de esas personas (diríase ‘trolls del empleo‘), comentan que ‘abra los ojos’, que me de cuenta realmente de lo que está sucediendo alrededor; y lo sorprendente (además de que algunos lo hacen bajo el anonimato) es que no aportan absolutamente nada al debate, más allá de su propia frustración, y de su deseo de querer ‘compartirlo’ con los demás. Es algo así como ‘si yo caigo, los demás también tienen que hacerlo conmigo’.
Pues bien, nunca he creído en el optimismo basado únicamente en e ‘las cosas saldrán bien porque sí’. Ese optimismo ciego tiene mucho que ver con el pensamiento positivo que se basa simplemente en ideas ‘alegres’ que esperan que las cosas ocurran simplemente por desearlo. Es más, huyo de ese optimismo irreal. En cambio, soy un firme convencido del ‘optimismo realista’, aquel que une pensamiento y acción para hacer que las cosas ocurran. Un pensamiento (también positivo), alejado de la negatividad (y no para blindarnos ante lo que ocurre a nuestro alrededor, sino simplemente para no contaminarnos excesivamente con lo malo y que ello nos llegue a paralizar), y que busca ‘atraer’ más que ‘rechazar’, y que especialmente posibilita llevar a cabo las acciones necesarias para poder orientar nuestro destino, y que no sea éste el que nos controle.
Porque, si lo piensas fríamente, todos (aunque a veces no lo tengo tan claro) queremos estar rodeados de gente optimista que transmita valores positivos y ganas por emprender. Ese es precisamente el germen que hace sumar posibilidades al éxito futuro (incluyendo el encontrar trabajo).
Fuente: Uniendo Marca Personal y Empleo 2.0.
Ver también: La fuerza del optimismo
3 comentarios en “El optimismo realista”
Una gran entrada.
Comparto sus conclusiones, solemos querer estar rodeados de gente que mira al futuro con ganas, aunque en ocasiones es bueno que nos pongan los pies en la tierra.
Un saludo.
Miguel Muñoz de Morales.
MK internacional.
Personalmente, no soporto a la gente negativa y creo que es un colectivo que está presente en todos los ámbitos de la vida y, muchas veces, el problema no es su negativismo personal sino su deseo de transmitirlo a lo demás, como usted ha escrito "si yo caigo, los demás también tienen que hacerlo conmigo".
Yo tampoco creo en el positivismo irreal pero casi lo prefiero a un negativista radical: las cosas pasan a quiénes van a por ellas, pero para ir a por ellas antes tiene que surgir una oportunidad, y para poder aprovecharla hay que estar receptivo.
Inés Casariego
Marketing Internacional
Economía y Negocios Internacionales
Todos somos optimistas o pesimistas, según el momento o las circunstancias que estemos viviendo. Pero es verdad, que lo que mas le cuesta a la mayoría de gente es ser realista.
Pienso que el pesimismo puede estar provocado por la falta de confianza en uno mismo, y viceversa con el optimismo. Puedes tener mucha confianza en algo y pensar que algo va a salir bien y luego darte de bruces, y al contrario si piensas que algo va a salir mal. Pero en cambio en este último caso, te llevarías una alegría.
Estoy de acuerdo con la conclusión, a todos nos gusta estar rodeados de personas optimistas, ya que a nadie le gusta, y en mi opinión cansa bastante, estar con gente pesimista.
Beatriz Gómez Álvarez. MK Fundamentos