En mi experiencia como mentor y dependiendo de las personas con las que he trabajado, he utilizado dos modelos para desarrollar un programa de mentoring.
El primero es el modelo CERCA (Clima-Escuchar-Retar-Construir-Acción) desarrollado por Beatriz Valderrama en su libro “Desarrollo de competencias de mentoring y coaching”. En síntesis, las fases de un proceso de mentoring que propone Valderrama se pueden concretar en:
- Crear una relación de confianza y compromiso.
- Explorar y escuchar con empatía.
- Retar y ayudar a redefinir y resolver problemas.
- Construir comprensión y capacidad.
- Apoyar la acción autónoma
El segundo modelo es el propuesto por Álvaro González-Alorda en su libro “Cabeza corazón y manos”. De un modo esquemático y sin ánimo de ser exhaustivos, un proceso de mentoring podría tener los siguientes ingredientes:
1.Diagnóstico: diagnóstico de personalidad, diagnóstico de competencias, diseño de la primera conversación.
2.Estrategia de autodesarrollo: identificación de retos de desarrollo, selección de competencias.
3.Plan de autodesarrollo: selección del plan de estudio, diseño de proyectos de transformación personal.
4.Seguimiento: sesiones de mentoring.
5. Feedback y evaluación
Estos modelos nos ofrecen una forma de estructurar mentalmente las distintas actividades y habilidades que se pueden poner en práctica durante la relación de mentoring, con el fin de ofrecer claridad didáctica. Ahora bien, no hay que olvidar que la relación ha de ser fluida, sucediéndose las fases de manera natural y flexible, Adaptándose a la situación, necesidades del mentorando, y la evolución de la relación, siempre teniendo en mente los objetivos a alcanzar.
Para que un programa de mentoring sea eficaz debe desarrollarse en un tiempo determinado (máximo tres meses) y en un número de sesiones acordado entre el mentor y el mentorando (de cuatro a ocho sesiones). Es importante que ambas partes preparen muy bien el contenido de las conversaciones; esta es la primera tarea del mentor que deberá abordar en la primera conversación. Ambos deben diseñar un plan de mejora muy claro y asequible en aquellas habilidades o competencias que se manifiesten como más necesarias para la vida personal y profesional del mentorando.
Para que el programa sea exitoso es necesario que el mentorando incorpore a su vida diaria nuevos comportamientos verificables como consecuencia del plan de mejora establecido. El feedback y una evaluación de los objetivos propuestos y conseguidos son el modo de comprobar que los resultados son positivos.