El secreto: amar siempre y servir siempre

  1. Inicio
  2. /
  3. Marketing de valores
  4. /
  5. El secreto: amar siempre...

Para la mayoría de los jóvenes, Semana Santa es el nombre de unas vacaciones escolares y poco más: tal vez con el añadido exótico de algunas procesiones sin que se reconozcan ni los personajes ni los acontecimientos. Algo similar ocurre con los adultos, si bien para muchos de ellos queda en el recuerdo algo de lo que asimilaron en su juventud; con todo, no deja de ser algo cultural, atractivo para algunos, indiferente para la mayoría y para otros, algo repulsivo y censurable.

Me pregunto qué es lo que significa de verdad para los cristianos, más allá de unas fiestas litúrgicas y del recuerdo de unos hechos históricos en el que el personaje central, Jesucristo, un buen hombre, modélico, por supuesto, fue crucificado de modo cruel e injusto. Tal vez, a fuerza de costumbre, hemos perdido el sentido profundo y el asombro de lo que aconteció en lo que fue la semana más importante de la historia.

(…)

Con la llegada de Jesucristo, todo lo que antes era desechable tiene sentido: los pobres, los mansos, los que sufren, los perseguidos, los hambrientos, los injustamente tratados, los pacíficos, los humildes son los que están viviendo una vida plena. Es la impresionante lección que nos legó, primero con su ejemplo y luego con su palabra. Pero más allá de un afán pedagógico, es su modo de ser, Jesús no está impostando cuando lava los pies, sino mostrando en qué consiste la vida cristiana, qué debemos hacer para ser “otro Cristo”.

(…)

El hijo pródigo, el pecador que se convierte, etc., es lo que más alegría produce en el cielo. Y podemos preguntarnos: ¿pero en el cielo puede producir alegría este tipo de personas? Sí, porque Dios, además de amor, es humilde, otra novedad del cristianismo. La humildad no consiste en reconocer la superioridad de otro ser, eso es honradez, sino en inclinarse respetuosamente ante el ser más pequeño y amar la grandeza de su pequeñez. Esto es locura humana, pero es la lógica del amor cristiano, la que nos enseñó el Maestro y la que siguieron tantos santos con su entrega a los pobres, desvalidos o pecadores.

Ser cristiano es aspirar a ser otro Cristo, como dice San Pablo: “vivo yo, más ya no yo, sino Cristo que vive en mí” (Gálatas 2,20). La Semana Santa es una ocasión muy especial para “tener los sentimientos propios de Cristo, el cual siendo Dios no alardeó de su condición divina, sino que se anonadó tomando la condición de siervo; hecho hombre y mostrándose igual que los demás hombres, se humilló a sí mismo, obediente hasta la muerte y una muerte de cruz “(Filipenses 2, 5).

(…)

La alternativa es claudicar, renegar de los valores cristianos y adorar a los nuevos dioses y sus valores, entre los cuales no está la compasión, la misericordia ni la salvación. Nos jugamos mucho en la Semana Santa, no solo nuestra autenticidad de cristianos, sino la pervivencia de nuestra cultura.

Fuente: Fragmentos del artículo publicado en “Religión en libertad”: “Más allá de las vacaciones de Semana Santa”

Completo estas reflexiones con el siguiente vídeo “Hasta el extremo. Jueves Santo”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio