No hay que ser muy intuitivo para darse cuenta de que estamos inmersos en una crisis que pasará a formar parte de los libros de Historia: crisis económica, política, de modelo social, crisis de valores. También está claro que en función de cómo resolvamos lo que ocurre ahora viviremos de una u otra forma en un futuro cercano.

¿Pero qué significa crisis para nosotros? Por cuestiones culturales creo que asociamos «crisis» a la palabra peligro, y por ello la primera reacción es protegernos ante el nuevo entorno. No obstante, la palabra crisis también se puede interpretar como oportunidad.

Lo sé. Muchos ya lo sabíais. Pero resulta que hoy más que nunca existe la oportunidad de hacer las cosas de otra manera. De replantear las bases de los negocios. De revisar los modelos. De darnos cuenta de que, si aportamos valor, tenemos la oportunidad de destacar sobre el resto y diferenciarnos. Entonces, ¿por qué no nos lanzamos a aprovechar la oportunidad? Porque no todos tenemos la valentía necesaria. Hay que ser valiente para cambiar las cosas. Hay que ser valiente para cambiar lo que siempre se ha hecho. Hay que ser valiente para hacer y defender un proyecto diferente.

¿Qué es ser valiente? Según el diccionario significa ser esforzado, vigoroso y decidido.

Esforzado: hay que trabajar duro para llegar a un fin.

Vigoroso: sí, hay que darle mucha energía al asunto (o lo que viene a ser lo mismo, hay que sustraer energía de unas actividades para ponerlas en otras).

Decidido: hay que estar convencido de conseguirlo. ¿Cuál es el fin? En la mayoría de los casos se trata de conseguir el éxito.

(…)Ahora bien, aparte de éxitos empresariales hay otra formas de éxito. En realidad, creo que vivimos un momento en el que la gente se está replanteando el concepto de éxito. ¿Qué es alcanzar el éxito? Es una pregunta muy personal y que cada uno debería hacérsela en algún momento de su vida. En mi opinión, tiene que ver con hacer aquello que a uno le hace feliz. El mayor éxito es ser feliz con lo que haces. La felicidad, en este sentido, puede ser material o emocional. En la mayoría de los casos es una mezcla de ambos. Pero ¿qué ocurre con aquellos valientes que lo intentaron y nunca consiguieron hacer una empresa como Google? ¿Qué ocurre con aquel empresario que intentó cambiar su negocio, pero que al final no consiguió ver la luz al final del túnel? ¿Qué ocurre con aquel directivo que dejó su trabajo para montar su propio negocio, y que después de 3 años aún no puede vivir de ello? ¿Qué ocurre con aquel chico que dejó los estudios para intentar hacerse un nombre como músico?

Creo que todas estas personas hicieron lo que les hacía felices y sólo por ello -desde mi punto de vista- son personas de éxito. Es una lástima que en este país de pandereta no se valore a estas personas. Ellos son los que hacen que las cosas cambien. Son los valientes. Ellos tuvieron el coraje de probar y equivocarse. Pero al menos lo intentaron. Intentaron cambiar. Desde aquí mi más sincero agradecimiento a los valientes porque ellos hacen que el mundo se mueva.

Estos párrafos aparecen en la entrada del blog titonet (Consultor de Mk y comunicación). El autor es Fernando de la Rosa. Actualmente se dedica a ayudar a las empresas a mejorar sus resultados como consultor independiente en proyectos de marketing y comunicación. Espero que hagas algún comentario sobre este artículo tan interesante y no te olvides poner algo en el blog de Fernando de la Rosa. Además de revisar las categorías, al menos dile algo, aunque solo sea para dar las gracias.