Qué importante y gratificante es ser optimista… El optimismo es una visión luminosa de la vida.
Veamos algunas ideas para fomentar actitudes optimistas, puesto que todo se aprende y se puede desarrollar. Si uno se propone detectar cosas buenas, se va entrenando a hacerlo. Siempre se pueden encontrar motivos bellos que animen y eleven la mirada, que alegren a los demás.
El optimismo es una forma de afrontar la realidad y de enfocar las cosas: la actitud que tenemos ante la vida. Sin embargo, no se trata de esperar pacientemente que todo ocurra de forma positiva, sino que se pone algo de nuestra parte para que eso ocurra. Y si unimos el optimismo con una actitud positiva, podemos llegar mucho más lejos…
Sin duda es bueno ver el lado positivo de las cosas, independientemente de que las hayamos trabajado o nos hayan sido dadas. Pero también optimista en el sentido de óptimo, de mejor, de excelencia, en todos los ámbitos. En lo referido a la propia familia, la educación de los hijos, el trabajo, al cariño en la pareja… etc. Es la forma deconquistar una familia optimista y ¡excelente!
No se trata de ser ingenuos, o poco realistas, sino todo lo contrario. Tener una mirada llena de cariño. Confiamos en nuestras capacidades y en las de los demás. Y si algo falta se pide ayuda, sobre todo a las personas cercanas, o a las cualificadas para ello.
Ante una dificultad siempre hay algo que podamos hacer, o cambiar. Se trata de variar la perspectiva desde la que se enfoca, verlo desde otro punto de vista y así poder buscar mejores soluciones. Cada dificultad siempre encierra retos que hay que descubrir e intentar superar.
Decía G. K. Chesterton: «Optimista es el que mira a los ojos, pesimista el que mira a los pies...» Porque el optimista ve oportunidades en cada calamidad, y el pesimista ve calamidades en cada oportunidad.
El optimismo presupone una actitud de lucha: de comenzar y recomenzar, porque siempre hay algo que se puede hacer para mejorar. Y esa lucha nos ayuda a subir nuestra cima y llegar a la meta.
Pero, hay que pensar qué meta queremos subir… Supone esfuerzo y sacrificio, motivación, ilusión y perseverancia. Con actitud deportiva, sin miedo a las dificultades ni al fracaso. Las cosas valiosas no siempre salen a la primera, hace falta esforzarse e insistir. Los aparentes fracasos nos brindan más oportunidades de superarnos y luchar.
La alegría tiene sus raíces en forma de sacrificio gustoso por algo valioso y noble, y por quienes queremos.
La palabra optimismo procede del latín: “optimum”, y significa “lo mejor” en el sentido de excelente. Así, buscaremos ser optimistas en todos los ámbitos en los que nos movemos…, especialmente en familia.
Y si hiciera falta, ponerse unas “gafas tintadas” para ver lo positivo, las cualidades y fortalezas de cada persona, sus talentos singulares. Así hacérselos notar y agradecerlos, para apoyarse en ellos a la hora de cultivar unos valores o virtudes que precise y conformen su person
Por ejemplo, la comprensión y la empatía, el servicio atento, la sonrisa, el perdón... Y aceptar la vida con sus alegrías y su misterio. Siempre con agradecimiento por ser algo maravilloso, digno de ser vivido.
Fuente: Extracto de «Fomentar el optimismo» en el blog de María José Calvo