Una de las grandes revoluciones que ha traído Internet es la
posibilidad de efectuar la compra y venta de productos y servicios a
través de Internet sin tener que desplazarse hasta la tienda física.
 Ya
no hace falta ir a la floristería para comprar un ramo o al supermercado para
hacer la compra semanal. También es posible comprar y vender ropa, coches,
viviendas así como contratar servicios de todo tipo: cuidado de ancianos,
guardería, clases particulares, servicios médicos, culinarios y, por supuesto,
banca electrónica. Prácticamente todos los productos y servicios que
existen en el mundo real se pueden adquirir en el mundo virtual.
Este
tipo de transacciones se engloban en el término «comercio electrónico»
, que no es más que la
compra y venta de productos y servicios a través de medios electrónicos, tales
como Internet y otras redes informáticas.

El comercio electrónico puede llevarse a cabo entre
particulares o bien entre particulares y empresas.
 Sin
embargo, cada día es más frecuente una nueva modalidad que consiste en que los
agentes implicados son sólo empresas, lo que se conoce con el término
sajón de business-to-business B2B.
No hay
duda de las posibilidades comerciales que ofrece a las empresas y de las
ventajas y comodidades que el comercio electrónico plantea a los consumidores.
Sin embargo, como todo adelanto, tiene su cara
negativa y ésta se produce cuando surgen casos de fraude electrónico.




Los intentos de fraude
tradicionales tienen también presencia en el mundo de Internet,
 en el que nuevas herramientas y posibilidades de comunicación
están también, por desgracia, a disposición del timador.
El acceso a servicios que
requieren una mayor confidencialidad, como es el comercio electrónico y muy
especialmente la banca on-line, aumentan cada día permitiendo
realizar casi cualquier tipo de operación a través de Internet. Sin embargo,
constituyen también un objetivo para colectivos con intenciones deshonestas.
Por todo ello, es necesario prestar una atención prioritaria a las
condiciones de seguridad para acceder a estos servicios 
y así evitar
ser víctimas de cualquier intento de fraude. En este sentido, existe la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y Comercio
Electrónico (LSSI-CE)
 que
regula, entre otros aspectos, las normas
por las que deben regirse las transacciones comerciales realizadas
electrónicamente.

 
Fraude en internet
El fraude en Internet se basa en la utilización
maliciosa de tres elementos sobre…Sigue leyendo y pincha los enlaces...

los que se construye el engaño: ingeniería social, spam malware.
La presencia de estos elementos varía según el tipo de fraude y son utilizados
de manera complementaria.
La ingeniería social es la
herramienta más utilizada para llevar a cabo toda clase de estafas, fraudes y
timos sobre los usuarios más confiados mediante técnicas de engaño. Convencer
a los internautas para que reenvíen un correo a su lista de direcciones y que
éste contenga código malicioso es un ejemplo muy habitual. Otro caso frecuente
es el phishing, con el que
logran que un usuario proporcione sus códigos y claves bancarias en una
determinada página web que tiene fines fraudulentos.


Estas técnicas consisten en utilizar
un reclamo para atraer la atención del usuario y conseguir que actúe en la
forma deseada.
 Para ello, les envían un correo con referencias a temas
de actualidad, nombres de personajes famosos, denuncias de injusticias o
catástrofes humanitarias entre otros. Además, los timadores advierten
de consecuencias negativas para el usuario que no siga sus indicaciones.

Otra de las técnicas de fraude en
Internet es el envío de correo masivo y no deseado,
conocido como spam. Ésta constituye el mejor y más
barato mecanismo de difusión de cualquier información y, por lo tanto, de
cualquier intento de fraude ya que se difunde muy rápido y prácticamente sin
costes.
El malware, bien
en forma de virus, gusanos, troyanos o de keyloggers, capturadores de
pantalla, etc., está diseñado específicamente para realizar tareas fraudulentas
que interceptan los datos que el usuario intercambia con una determinada
entidad o las pulsaciones de su teclado.
Los tipos de fraude electrónico más
difundidos son falsas páginas webmalware bancario
y otros timos como cartas nigerianas, estafa piramidal,
mulas, hoaxvishing, etc.
Para aprovechar las posibilidades
que presenta el comercio electrónico, se han de tomar medidas para evitar el
fraude y cumplir con la legislación. Además de medidas técnicas para prevenir
el malware y el spamse hace esencial
la sensibilización y formación para evitar caer en los engaños de la ingeniería
social.
Fuente: INTECO. Ver también Ética del Communty Manager