“Póngame un kilo de manzanas: medio kilo para mí y medio kilo para tirar”. No, esto no lo hace nadie… conscientemente. Pero se hace. De hecho, un tercio de los alimentos que se produce y que compramos acaba en el vertedero, y ello mientras 800 millones de personas sufren hambre.

Para Manos Unidas, el quid de la cuestión no está en que se produzcan más alimentos. Al lanzar su campaña 58 en Madrid, lo ha hecho bajo el lema “El mundo no necesita más comida. Necesita más gente comprometida”, y con la intención de trabajar para lograr que el derecho a la alimentación deje de ser palabrería y tenga una realización concreta.

Porque de concreción va la propia obra de Manos Unidas, que patrocina 604 proyectos de desarrollo en Asia, África y América Latina, el 69% de ellos en materia de agricultura, según explicó Clara Pardo, presidenta de esta organización, que cuenta con unos 78.000 socios y colaboradores.

El foco debe ponerse, pues, en la conciencia en casa: en no desperdiciar. Pero también en enseñar a otros, allá lejos, sobre cómo evitarlo. Para ello –explicó Pardo durante la rueda de prensa–, “nuestro trabajo en España es la sensibilización de la población sobre el desperdicio de alimentos, e intentamos acompañar a nuestros socios en el terreno [en otros países], ayudándoles a reconducir la situación e impedir el desperdicio en la recolecta, en el procesamiento de sus cosechas; a construir graneros; les enseñamos técnicas para el secado de frutas, para el mejoramiento de las cosechas; les facilitamos neveras para pescado, etcétera. Es una combinación de dos labores”.

El spot de la campaña, de TBWA ESpaña es el siguiente:

Sigue leyendo el reportaje de Aceprensa con «historias duras» sobre este problema.

Mónica Rodríguez, nos hace una sugerencia de un ejemplo de una acción contra el hambre: