A modo de caricatura yo diría que Méjico lo asociaba a Cielito Lindo en 1994, antes de aterrizar en México.
Gastón y Xalapa me causaron una inolvidable impresión, inicial y a lo largo de los años. Gastón fue mi gran amigo mexicano. Una pérdida irreparable. Su visión crítica y benévola de América del Norte (sic) sigue siendo un apoyo inestimable para transitar por el insondable México.
Mis primeras experiencias con la Universidad Veracruzana y con Banamex no tuvieron desperdicio. Universidad y banca eran para mi dos ámbitos familiares. A los nueve meses -si 9 largos- ya me di cuenta de que a duras penas sabía moverme en México. Una cosa era una decisión del que ejercía el poder y otra concretarlo. Sin subestimar la habilidad para marear la perdiz y patear el balón.
Cuando un “ceo” me concedió una cita de no más de 20 minutos que acabó durando una hora y cincuenta minutos me sentí avión….
Con los años me fui dando cuenta de que los mexicanos manejan de manera imponente el “understatement” y que no es lo mismo que “no pica” que “no lleva chile”.
Me contaba un madrileño que Jorge Negrete dijo en voz alta en café de la Gran Vía madrileña que ”los mexicanos somos muy machos” y que un madrileño (de casi dos metros) tras tumbarlo de un gancho, le contestó que “nosotros somos la mitad machos y la mitad hembras,,,y lo pasamos muy bien”.
Admito que nunca he sido un feminista de hueso colorado -más bien, ya de pequeño sentía afortunado de no haber nacido mujer. Y por eso me impresiona que tantas mexicanas se hagan cargo de sus hijos tan ejemplarmente…y tantos padres…. Por no decir que “el aborto” sea cosa de las mujeres.
Si claro, los mexicanos son unos corruptos que no son de fiar, me contaba un español. Y le contesté que seguramente por eso en mis tres peores experiencias comerciales en México, en una estaba un portugués, en otra un madrileño, y en otra un catalán. En los tres casos se pusieron de acuerdo con los mexicanos para cerrar sin mi los tres tratos-que yo había promocionado.
En cuanto a opiniones económicas, pues pocas sorpresas. Se ve que apenas conozco lo que pasa en la economía mexicana…y para unos cuantos «essspertos» ni en la española. Y a la que me descuido me tildan de socialista.
En suma, unas pinceladas de colores. No más. Eso sí, dicho por un catalán que sabe menos de colores que de rocket science.
O, como dijo un corresponsal británico al regresas a Londres de su corresponsalía en Delhi: a las tres días de llegar a Delhi ya tuve la sensación de tener una idea de lo que era India. A los tres meses ya pensaba que podía escribir un libro sobre el país. Y, a los tres años, me fui sin saber cómo era el país.
Francisco Boch Font

