El 22 de octubre se celebra la fiesta de San Juan Pablo II. Elegido sumo pontífice el 16 de octubre de 1978, falleció el 2 de abril de 2005 en Roma. Fue canonizado el 27 de abril de 2014 por el papa Francisco.
Al considerar su legado, podemos prestar atención a muchos de los contenidos de su pontificado. Por ejemplo, se pueden destacar dos aspectos principales de su enseñanza: la libertad y la familia, que para él no eran simples ideas, sino causas decisivas en las que se juega el destino de la humanidad.
Si nos referimos al mundo de la empresa y la economía, se pueden desatacar otros temas como por ejemplo: dimensión moral de la actividad económica; el valor del trabajo; la empresa como comunidad de personas; la tecnología y la organización del proceso productivo; las relaciones laborales; empresa, sociedad y medio ambiente; la figura dinámica del empresario y la solidaridad en economía. Se pueden resumir estos contenidos diciendo que Juan Pablo II consideraba que la Empresa y la economía están al servicio del hombre. Para Juan Pablo II el centro de la actividad económica es el hombre.
Cuando se cumplió el centenario de su nacimiento, publiqué una entrada titulada «Juan Pablo II «el gran comunicador» tratando de resumir sus capacidades de comunicación y su impacto en los medios y en las personas. La importancia de su comunicación es doble tanto en su forma, como en los contenidos. En esa entrada se pueden algunos vídeos y especialmente sus mensajes dirigidos a los jóvenes.
Ahora quería comentar un aspecto, quizás menos conocido, como son sus manifestaciones de alegría. He encontrado una web (La alegría del Papa) con bastante información y sobre todo con varios vídeos como testimonio y manifestación de esa alegría. Los seis videos almacenados en Youtube con el título “La alegría del Papa” y agrupados en esa web, recogen algunas escenas de unas reuniones con jóvenes durante varios años. No hay imágenes filmadas del Santo Padre riéndose tanto, hasta el punto de que una vez casi se cae de la silla. En el vídeo siguiente, a modo de introducción, presenta el carácter festivo de estos encuentros y la diversidad de intervenciones de los estudiantes, donde la actuación de los payasos es solo un momento más de un encuentro rico y variado.
Durante varios años, el Santo Padre Juan Pablo II, en la tarde del Domingo de Resurrección, acogía en el Vaticano a los jóvenes que participaban en el Congreso Universitario Internacional UNIV, que, por iniciativa de San Josemaría Escrivá de Balaguer, reúne todos los años en Roma a miles de chicos y chicas de los cinco continentes.
Eran dos horas largas en las que los estudiantes hacían descansar al Papa con canciones, danzas y bailes, y con números divertidos, como los del payaso Japo y el mago Torricelli, entonces también estudiantes universitarios.
«Juan Pablo II es un santo, más humano que nadie, alegre y, sobre todo, muy sincero. Quizá por eso atraía tanto a los jóvenes», recuerda el payaso Japo, que le conoció muy de cerca: «Todos los años, justo después de estar con él, solo quería rezar. Claramente, era un hombre que te acercaba a Dios».
El payaso Japo se llama Diego Poole. Ahora es profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid: «¡Vaya contraste, pensaréis! Pues no. Porque la filosofía es lo más parecido al arte que hay en el pensamiento; te indica qué es lo bueno y lo bello, y si no sabes dónde está eso, ¿para qué sirve lo útil? Además, para dar bien una clase hay que hacer un poco de teatro, para que los alumnos se lo pasen bien».
Para terminar te he seleccionado el video del encuentro del 1991