«Me alegra mucho comunicaros que… ¡he publicado otro libro! Se titula «La empresa, una comunidad de personas», y tiene como subtítulo «Cultura empresarial para un tiempo nuevo». Lo edita Plataforma Editorial, y es una sugerencia de su Presidente, Jordi Nadal, a quien he de agradecerle que me empujase cariñosamente a escribirlo. Como explico en el Prólogo, iba a llamarse «Dirigir es servir», pero al final ha predominado la idea de la empresa como comunidad de personas». Asi comenzaba el post del blog de Antonio Argandoña anunciando su nuevo libro.
El título refleja bien su contenido -continuaba-, y los que me habéis seguido a lo largo de los últimos años encontraréis en él muchas ideas vertidas en anteriores publicaciones y, cómo no, en este blog. Tiene 331 páginas, 16 capítulos y un epílogo. Parte de la teoría de la acción humana en la empresa como acción compartida (capítulos 2 y 3), e incluye temas como el propósito de la empresa (capítulo 4), la empresa y el beneficio (5), dimensiones de la empresa y modelos de empresa (6 a 8), la cultura de la empresa (9), dirigir (10), ética del directivo y la empresa (11 y 12), responsabilidad social (13 y 14), el trabajo en la empresa (15), una breve historia de la empresa (16) y un epílogo dirigido a los jóvenes que se plantean encaminar su vida profesional hacia las organizaciones humanas.
Dirigir es servir. La empresa es servicio. La empresa es una comunidad de personas que sirven a otras personas al mismo tiempo que satisfacen sus necesidades personales».
En el libro podemos descubrir que al profesor Argandoña le gusta la definición de empresa que daba un directivo con muchos años de experiencia. Giovanni Angelli : Una empresa está formada por personas con diferentes historias, diferentes culturas, diferentes inclinaciones, diferentes aspiraciones, diferentes trabajos… Y todas estas personas, de diferentes edades y culturas, con diferentes empleos, tienen que llevar a cabo el milagro de trabajar juntas, de modo que los resultados de la empresa sean los adecuados. Hoy y mañana, Porque la empresa es una entidad viva, con vocación de continuidad, y son las personas, no las maquinas, la tecnología o el capital, las que van conduciendo la empresa a lo largo de su vida. La continuidad de la organización exige rentabilidad
El propósito o misión es el para qué de la empresa, su razón de ser, su finalidad última, aquello que los que la dirigen y trabajan en ella quieren que sea (…) El propósito es la contribución que la empresa hace a la sociedad a través de sus miembros, «los de la casa». No es un deseo acerca de su posición relativa respecto de otras compañías (…)
¿Cuál es el beneficio que hay que maximizar?
«Lo que no se justifica- dice el Profesor Argandoña´- es que la empresa deba gestionarse para obtener siempre el máximo beneficio posible, ni que deba gestionase de acuerdo con el interés exclusivo de sus propietarios (…) El beneficio es como la respiración, si no se puede respirar no se puede vivir, pero la misión de una persona no es respirar.
Lo importante es que los directivos tomen sus decisiones teniendo en cuenta siempre las tres dimensiones relevantes: la eficacia o rentabilidad, necesaria en una actividad económica; la atractividad, para que las personas se sientan siempre bien acogidas y tengan oportunidad de desarrollarse; y la consistencia o unidad, de modo que los aprendizajes sean siempre positivos (…)
Un factor clave que facilita el cumplimiento de la misión de una empresa es conseguir un clima de confianza entre las personas que forman parte de una empresa. Crear confianza exige ejemplaridad en las actuaciones de los directivos: competencia profesional al servicio de la empresa; ayudar a otros directivos y empleados a desarrollarse como personas; humildad para reconocer sus limitaciones y fallos; actuar con justicia, fortaleza, coraje, serenidad y generosidad; transmitir a los empleados la idea de que están trabajando en algo que es más grande que ellos mismos; crear empatía; mostrar creatividad para superar los retos y adaptarse a nuevas circunstancias, además de capacidad para conseguir que las cosas se hagan.
¿Qué cualidades debe tener un directivo como profesional? Para la tarea de diagnóstico necesitará objetividad; para la fijación de objetivos, magnanimidad y ambición, también ambición del cargo si está orientada al servicio, y audacia o capacidad de riesgo, y para el mando de sí mismo y de los demás, fortaleza y constancia. Un directivo excelente debe ser un directivo ético y, si no es ético, no será un buen directivo.
Este libro está dirigido a directores de empresa, a personas que han decidido embarcarse en el proyecto de crear o dirigir una empresa, a todos los trabajadores de una organización y a los estudiantes de Administración de Empresas interesados en la creación y las claves del éxito de una empresa, en estas páginas el autor nos guía en el camino de la buena empresa: ética, responsable, sostenible y rentable.