Los paupérrimos bolsillos de los consumidores han
convertido la divisa europea en la referencia cotidiana de la alimentación
. La iniciativa de ofrecer el producto estrella a 100
pesetas (0,60 céntimos) por 100
Montaditos
 en el año 2000 y a un euro por McDonald’s hace una
década se extiende ahora como la pólvora entre las cadenas de comida. Kentucky
Fried Chicken, Rodilla, Lizarran, Pans & Company, Telepizza, Burger
King, Viena Capellanes o Sushimore se han apuntado el tanto. Unos, para
llenar en los días de menor afluencia; otros, para atraer a un público
diferente, y algunos, por mera supervivencia. La guerra de la comida a un euro
ha estallado.

La causa está en la brutal caída sufrida por la cifra de
negocio de la restauración desde 2008
: casi un 4% hasta llegar a 104.239
millones de euros en 2011. Y se estima una caída adicional del 6% en 2012
provocada en sus dos terceras partes por la subida del IVA. “Un descenso de
cuatro puntos porcentuales es muy importante en un sector con márgenes tan
estrechos como el nuestro, formado por pymes. Llevamos cinco años con una caída
continua en la facturación
, nos han subido el IVA dos puntos, los Ayuntamientos
han aumentado la tributación, los precios de la energía se han disparado por
encima del 30% y la ley antitabaco de 2010 se ha traducido en pérdidas”,
explica Emilio Gallego, secretario general de la Federación Española de Hostelería (FEHR). Un problema más: el precio mundial de las materias primas se
disparó en los albores de la crisis. Más de 20.000 establecimientos han echado
el cierre definitivo, sobre todo los pequeños.

(…) El consumidor está cambiando de hábitos: ha restringido las
copas, come más en casa y en las empresas se multiplican las tarteras. Los
restaurantes se resienten. “Todo el mundo ha bajado su consumo, entra menos en
bares y restaurantes y realiza un gasto inferior. Las cifras van de la mano del
paro. La consecuencia es una deflación de los precios de la restauración porque
su crecimiento va dos puntos por debajo del IPC desde 2008. Las empresas se
están quedando sin margen
”, explica Juan Ignacio Díaz, secretario general de
Fehrcarem, patronal de las cadenas de restauración.
Las grandes cadenas de fast food hacen las ofertas más
agresivas
. Quieren aprovechar la coyuntura para comerse el mercado. Pueden
hacerlo por tener unos establecimientos con mínimo personal y una carta de
productos unitarios muy económicos. La parte negativa es la política de
apertura de tiendas para mantener posiciones, y eso reduce la facturación por
metro cuadrado
. Tienen una situación complicada.
El primero en responder a la crisis fue 100 Montaditos. “En
2007 notamos la caída en la facturación y a principios de 2008 respondimos con
la promoción euromanía de toda la carta a un euro los
miércoles. Nuestras ventas de ese día se doblaron, y logramos un marchamo que
atrajo público el resto de la semana. Nos ha salvado de la crisis, y ya tenemos
230 locales”
, asegura Carlos Pérez Tenorio, director general de Restalia, dueña
de la marca junto a cervecería La Sureña. Se ha convertido en un caso de éxito estudiado en las escuelas de
negocios.


Fuente: «España come por un euro» (El País 21.4.13)