Recuerdo que cuando era un adolescente y me preguntaban por la profesión de mi padre respondía orgulloso “Ingeniero Industrial” y cuando me preguntaban por la de mi madre decía “No trabaja… es decir, es ama de casa”. Lo decía así, como si tal cosa. Mi padre, después de mucho sacrificio y esfuerzo había llegado a tener un puesto de responsabilidad, bien pagado y reconocido. A mi madre, sin embargo, todo el trabajo que hizo por mí y por mis hermanos en el día a día no había dinero que pudiese pagarlo. Ahora lo sé. ¿Que no trabajaba? Era la que más trabajaba sin lugar a dudas.

¿Y todo esto por qué? Porque ser ama o amo de casa es la marca personal peor vendida del mundo y que sólo puedes aprender a valorar si pasas por ello. Son grandísimos profesionales en lo suyo, tienen uno de los trabajos más difíciles del mundo, sin cobrar un duro y por si fuera poco, mal reconocido a nivel social.

 

 

Si hacemos un paralelismo entre lo que se exige a un profesional del ámbito empresarial con una ama de casa, llegamos a conclusiones sorprendentes que dejan a cada cual en su sitio:

– Un buen profesional debe saber sacar la máxima rentabilidad de sus inversiones. Una ama de casa, con el dinero que ha pagado Google por Whatsapp, acaba con el hambre en el mundo y le sobra para hacer croquetas para todos.

– Un buen profesional debe saber organizar sus recursos. Una ama de casa, cuando empieza el buen tiempo, hace que tu armario pase milagrosamente de tener la ropa de invierno a la de verano en un santiamén. Además es capaz de tener perfectamente guardada la ropa de fuera de temporada sin que se sepa dónde la ha metido en un piso de 60 metros cuadrados.

– Un buen profesional debe manejar el ámbito online y offline. Antiguamente, sin móviles, sólo podíamos molestar a nuestras madres cuando estábamos presentes o través de una ocasional llamada desde una cabina. Es decir, le dábamos trabajo a nivel offline. Ahora les hemos equipado con smartphones y Whatsapp para poder dejar constancia 24 horas al día y 7 días a la semana de todas las exigencias que creamos oportunas y necesarias para nuestro regocijo personal. Les tenemos trabajando online también.

– Un buen profesional debe manejar cuantos más idiomas mejor. Una ama de casa maneja tooooodos los idiomas del mundo. Sabe cuándo hablar con cariño, seriamente, exigiendo, ordenando, reclamando, avisando, aconsejando, regañando,… un ejemplo clarísimo es cuando tu madre te llamaba por tu nombre completo, hay pocas cosas en esta vida más aterradoras que eso.

– Un buen profesional debe saber predecir los cambios del mercado. Una ama de casa te oye toser una vez mientras duermes y cuando te quieras levantar a tomarte algo para aliviarte ya está en la puerta de tu habitación con una aspirina y un vaso de leche caliente con miel.

En definitiva, que a todas aquellas personas que su profesión sea “ama o amo de casa” desde aquí el mayor de mis respetos y reconocimiento tanto personal como profesional.

Este post quiero dedicárselo a mi madre, ya que por muy canalla que yo haya podido ser en ocasiones, siempre me ha ofrecido su comprensión, cariño y apoyo. Te quiero mucho mamá.

Fuente: Lascuatrospes. Marketing para todos.


En su comentario, Alba aconseja que veamos el siguiente vídeo: