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Magnanimidad viene de “magnus animus”, es decir, de “alma grande”. El magnánimo es aquel que tiene el alma grande, que se propone metas grandes, y que pone empeño en conseguirlas. Porque el magnánimo es realista (no se propone cosas que no pueda conseguir), pero va siempre un paso más allá de lo esperado. Y es en esa “extra mile” (como se dice en inglés) como consigue hacer el mundo un poco mejor.

Lo contrario a la magnanimidad, al ánimo grande, es el ánimo pequeño, “pusillus animus” en latín: la pusilanimidad. El pusilánime es aquel que por comodidad, por miedo al fracaso, por cobardía o por pereza, se conforma con ir tirando, con alcanzar metas que están muy por debajo de lo que podría alcanzar si se lo propusiese.

El pusilánime es un ser egoísta: se fija sólo en él, sin darse cuenta del bien que podría hacer a su alrededor, si se atreviese a complicarse un poco la vida. El magnánimo, en cambio, necesariamente piensa en los demás. Alguien de ánimo grande no se encierra en sus cosas, sino que piensa en el bien de los que le rodean, hasta sacrificarse lo que haga falta por ellos.

En estos tiempos que vivimos, necesitamos más que nunca gente de alma grande, gente que se complique la vida, gente que sea capaz de sacrificar sus propios intereses por el bien de los demás.

 Aunque esta actitud debemos vivirla todos, es más necesaria cuanta más capacidad de influir se tenga. Por eso necesitamos dirigentes a todos los niveles- que sean magnánimos. Un conocido mío se queja con frecuencia de que hay demasiada “gent petiteta”, gente pequeñita. Y, aunque me resisto a darle la razón, la realidad -que es tozuda- está, me temo, de su parte: nos sobran muchos pusilánimes, y nos falta más gente magnánima.

Estos párrafos del Blog Empresa y Sociedad, son un resumen de la conferencia del Profesor Joan Fontrodona sobre “Magnanimidad: Grandeza de ánimo en tiempos de crisis” en el Foro del IESE Women’s Lobby. Aquí tenéis la presentación.

Crisis, paro, deuda, prima de riesgo, rescate… Parece imposible que el país se despegue de estas palabras, sin embargo, si nos fijamos bien, España es un país lleno de oportunidades. Solo hay que cambiar el punto de vista. Te dejo un vídeo para facilitar una visión positiva de la crisis y practicar la Magnanimidad.