Mentoría para directivos

Como mentor, siempre que ayudo a una persona, me gusta considerar las diferentes dimensiones de la persona porque la persona es una  y por tanto sus diferentes dimensiones están interrelacionadas. Por eso es importante lograr una armonía entre todas las dimensiones.

Aunque la mayoría me plantean diseñar y desarrollar un proyecto profesional, siempre procuro poner de manifiesto que un proyecto profesional ha de ser coherente con el proyecto personal. Esto supone contestar a diferentes preguntas. Por ejemplo, qué quiero hacer con mi vida, cual son mis objetivos vitales, concretar muy bien mis convicciones y principios que han de orientar nuestra vida y cuál es el orden de prioridades he de lograr.

La coherencia entre el proyecto profesional y personal, se han de concretar muy bien. A veces los objetivos profesionales no son compartibles con los objetivos personales. Esto se refleja con frecuencia si se priorizan lo profesional sobre lo personal. Por ejemplo, cuando nos proponemos dar prioridad a la orientación del trabajo a lograr el máximo de recursos económicos. Es decir, cuando se pretende lograr el máximo de recursos económicos.

Cuando se sirve al dinero, no se tiene en cuenta lo que decía Machado «no hay mayor necio que el que confunde valor con precio».  Servir al dinero suele llevar a no darse cuenta que en la vida hay muchas cosan que tienen mucho valor, pero no se pueden cuantificar en unidades monetarias.

A veces, el trabajo puede impedir conseguir un estilo de vida que nos permita desarrollarnos como personas y ser felices.  Por ejemplo, el trabajo y su remuneración no son objetivos sino medios para el sostenimiento de la familia e incluso para hacer frentes a los gastos que suponen un estilo de vida que no es coherente con nuestras convicciones y principios que orientan nuestra vida.

Con frecuencia me encuentro con empresarios y directivos que el excesivo tiempo que dedican al trabajo, le impiden su desarrollo personal, atender debidamente a las obligaciones familiares o a los amigos. Se olvidan que para un directivo sus compromisos comienzan por ser un buen esposo y padre. Con estos objetivos se dificulta o se impiden la conciliación entre el trabajo y los deberes familiares.

Recientemente, leía una entrevista con un empresario que ha logrado un éxito al crear empresas muy rentables y que han triunfado en diferentes mercados internacionales. Ese empresario se lamentaba de que su triunfo le había llevado a fracasar como esposo y padre. Se daba cuenta de que había descuidado lo más importante, lo que le proporcionaba más felicidad y satisfacción. Se sentía un fracasado a pesar de sus triunfos profesionales.

Estas consideraciones me han llevado a ofrecer mis servicios como mentor a lo que denomino Mentoría para directivos y que se concreta en el desarrollo de un proyecto vital, que le ayude a mejorar como persona y a cumplir con el orden de prioridades adecuado que le permita cumplir con sus compromisos personales y ser más feliz.

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