Motivaciones del consumo

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Cualquier estudio serio sobre las motivaciones del consumo aprecia que el afán de emulación sigue siendo un impulso tan poderoso como cuando lo estudió Veblen. Sólo que ahora no se trata únicamente de imitar a una clase ociosa, sino también de imitar a cantantes, deportistas, gentes de la prensa del corazón, gente famosa. Consumir lo que ellos consumen, incluso lo que consume el vecino, es un deseo que puede llevar aparejado un sentimiento de injusticia: si él lo tiene, ¿por qué no yo? Y entonces el deseo de consumir se convierte en un derecho que se reclama como exigencia de igualdad.

A esto se suma el afán de sentirse a gusto consigo mismo con un new look, una nueva casa, un coche nuevo, y el de seguir los consejos de los nuevos predicadores: debes quererte más, darte más gustos, cuidarte más.

Y además en un mundo en que todo tiene que ser divertido. La meta de niños y jóvenes es pasarlo bien y la de sus padres que lo pasen bien. Pero también ejecutivos o intelectuales aseguran que hacen su trabajo porque les divierte, aun en los momentos en que se les ve agotados y muertos de sueño.

Por otra parte, al hambre se juntan las ganas de comer. Decía Adam Smith que el consumo es el fin de la producción, y que esa es una afirmación tan evidente que no necesita demostración. Pero, con el tiempo, medio y fin han cambiado de lugar: el consumo es indispensable para producir y, por lo tanto, para crear puestos de trabajo, sin los que no hay salarios ni posibilidad de vida digna. Por eso seguimos viviendo en una de esas contradicciones culturales del capitalismo tan difíciles de superar, porque hemos ligado el consumismo —no sólo el consumo— a las posibilidades de producción y de creación de empleo.

Tener por meta pasarlo bien y consumir no parecen ser formas de vida nuevas, aprendidas por haber sufrido el escarmiento de la crisis. Y lo peor no es que pueden llevar a otra crisis, sino que son incompatibles con el más elemental sentido de la justicia y la solidaridad.

Adela Cortina

Fuente: El País

2 comentarios en “Motivaciones del consumo”

  1. Daniel Copa Ortega
    Daniel Copa Ortega

    La motivación de compra responde a diversas necesidades que se nos presentan y que queremos satisfacer como:
    – Seguridad emocional
    – Beneficio material
    – Prestigio social
    – Imitación social
    Así, inconscientemente en muchos casos, nos formamos una imagen mental de lo que debemos buscar como modelo de vida a seguir y que provoca que los diferentes estractos socioeconómicos aspiren a esa forma de vida. Además de psicología participan en esas motivaciones diferentes variables de carácter motivacional, cognoscitivo o actitudinal. En feinitiva, el proceso de compra y las motivaciones de los clientes son díficiles de medir.

  2. María Martín Mate
    María Martín Mate

    El consumismo se ha vuelto una práctica cada vez más extendida en nuestra sociedad. La influencia que ejercen los nuevos medios de comunicación, así como la importancia que están recibiendo las redes sociales en nuestros días son las principales causantes de toda esta situación. Y es que contribuyen a generar a los usuarios necesidades que posiblemente antes no tenían e incluso ni se habían planteado.
    Desde mi punto de vista, el estar más expuestos a estos medios favorece la aparición de dichos comportamientos, pues constantemente nos bombardean con productos y nos crean necesidades, ya sea mientras vemos la televisión mediante anuncios o través de publicaciones que pueden realizar personajes famosos a los que seguimos en redes sociales.
    Por otro lado, las mejoras continuas en los niveles de vida pueden proporcionar un marco teórico que a su vez también lo favorezca, ya que aunque se produzcan períodos de crisis, es innegable que la situación económica que se vive en la actualidad es bastante más prospera que la que vivieron nuestros padres y más aún nuestros abuelos.
    Así pues, podemos considerar al consumismo como una práctica que se ha ido desarrollando en los últimos tiempos y que en ciertos casos puede ser bastante perjudicial, ya no por el hecho de que los recursos sean escasos (que también), sino por la sensación de insatisfacción que crean en aquellas personas que no pueden satisfacer sus deseos por diversos motivos.

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