El diseño de un punto de venta mejora la experiencia de compra si hace
uso de los conocimientos e información que le aporta el neuromarketing
.
Lejos del criterio “me gusta” o “no me gusta” es posible utilizar
criterios objetivos para su optimización.
El análisis de los deseos de los consumidores, necesidades,
experiencias, sentimientos, recuerdos, atención, percepción, memoria y
motivaciones de las personas permite recopilar información fundamental
para diseñar paso a paso la experiencia de compra.
Veamos un ejemplo concreto: el diseño de un lineal para un
determinado punto de venta
. Las actuales técnicas de neuromarketing
(conocimientos aplicados de múltiples estudios, eye tracking y medición
de la actividad de las ondas cerebrales) ofrecen diferentes
posibilidades en función del nivel de profundidad al que se quiera
llegar y la inversión que se esté dispuesto a realizar. (Lo normal es
que a mayor profundidad del estudio exista un mayor retorno en la
inversión)
La primera de las opciones citada anteriormente (y la más económica), la
aplicación de los conocimientos adquiridos en multitud de estudios y
experiencias nos indica que ante un mural desordenado de 20 metros de
longitud repleto de productos de un color uniforme (por ejemplo,
bandejas de productos cárnicos) el consumidor va a tener serias
dificultades para localizar el producto que está buscando (por ejemplo,
una bandeja de solomillo) y que en consecuencia la duración de su compra
será muy alta (estará un buen rato buscando entre las bandejas) y su
experiencia negativa. (A nadie le gusta perder el tiempo). Una
clasificación vertical por colores, familias y modos de preparación (ej.
Vacuno, porcino, ovino, hamburguesas, aves, conejo…) potencia la
estimulación del cerebro reptiliano (muy sensible a los estímulos
visuales; por ejemplo, el nervio visual es 40 veces más rápido que el
nervio auditivo) y perceptualmente garantiza la localización exacta del
producto, reduciendo el tiempo de compra y mejorando la experiencia.