¿Por qué nos cuesta tanto tomar decisiones? Porque, cuando decidimos, “corremos el riesgo de que las cosas nos salgan mal”, explica Miguel Ángel Ariño, profesor de análisis de decisiones del IESE. Por eso preferimos adoptar una actitud pasiva y dejar que las cosas sucedan influidas por las circunstancias externas.
No obstante, hemos de ser conscientes de que “no decidir es también una decisión tomada pasivamente”, asegura el profesor Ariño, que considera que “es un error no coger las riendas de las situaciones”.
No hay una fórmula para decidir bien, pero sí que “existen una serie de principios a tener en cuenta que ayudan a tomar buenas decisiones”, según el profesor Ariño.
Te dejo el vídeo de esa entrevista. Es muy breve. Dura 2,24 minutos:
Fuente: IESE
4 comentarios en “No decidir también es una decisión”
Gracias por compartir este artículo y el vídeo del profesor Ariño.
Desde mi humilde, y posiblemente equivocado, punto de vista, hay situaciones en nuestra vida ordinaria, y en nuestra vida profesional y empresarial, en las que realmente no estamos en presencia de una materia que nos obligue a tener que tomar una decisión, y en cambio las apreciamos como problemáticas y, por lo tanto, entendemos que hay que tomar una decisión. Creo que ahí radica un elemento importante de la personalidad de los individuos, saber discernir las materias sobre las que hay que decidir, de aquellas otras que no precisan la toma de decisiones. Dicho como gallego que soy, en algunas ocasiones una buena dosis de «relativismo» es necesaria y saber apreciar que hay problemas que no son y que se resuelven solos, porque no eran tales.
Un gran abrazo, y felicidades por este blog tan útil y tan interesante.
En numerosas ocasiones, podemos comprobar que en la actualidad, vivimos en una sociedad muy poco comprensiva ante el fracaso. Es por esto que no es de extrañar que mucha gente prefiera no tomar decisiones y dejar que las cosas pasen sin más, a tener que tomar una decisión que les pueda llevar al fracaso, y consecuentemente, a ser criticados por todos aquellos que prefirieron quedarse al margen de la decisión.
Además de las cuestiones externas, nuestros propios pensamientos pueden influir, pues por lo general, los seres humanos preferimos movernos por nuestra zona de confort y hacer frente a situaciones nuevas puede causarnos miedo en algunos casos.
No obstante, pese a todas estas posturas, está comprobado que el éxito procede de tomar decisiones con contundencia y desarrollarlas hasta el final. Y esto no siempre implica correr riesgos, sino que puede valer con expresar tener una opinión y saber expresarla y desarrollarla.
No hay nada mejor que ser consciente de las decisiones que tomamos y ser consecuentes con las mismas. Algo tan «simple» y tan «obvio» a priori, pero que muchas veces no lo es tanto en la realidad. Estamos sometidos a un ritmo de vida que nos hace tomar decisiones de forma acelerada y precipitada sin dejarnos en ocasiones el tiempo necesario de pararse, respirar profundo, recordar quienes somos, a donde vamos o incluso por qué queríamos ese fin.
A eso yo lo llamo perder el foco y así es como además de perder dicho foco, nos perdemos a nosotros mismos.
Tomemos las riendas de nuestras vidas y no dejemos que las situaciones negativas nos invadan por esa pasividad de la que tan acertadamente habla este vídeo y recordemos que las situaciones inacertadas que podamos encontrar, no lo son menos porque no hayamos tomado decisión alguna para evitarlas.
¡Muchas gracias Jennifer por tu comentario! Es muy oportuno e ilusionante. La verdad que después de leerlo, uno se encuentra con más fuerzas para tomar una decisión.