En su libro “El hombre en busca de sentido“, el psicólogo y psiquiatra Viktor Frankl, que estuvo varios años encerrado en diversos campos de concentración nazis, cuenta que los presos que allí se encontraban que tenían deseos de sobrevivir y le veían un sentido a su situación, tenían más aguante y sobrevivían. Sin embargo, los que tiraban la toalla anímicamente, se desmoralizaban y no veían futuro a su vida, sucumbían, resistían menos y muchos de ellos morían.

Por otro lado Sheena Iyengar, en su reciente libro “The art of Choosing(libro que recomiendo) dice que entre los enfermos de sida y los afectados por algún tipo de cáncer, aquellos que tienen deseos de superar su enfermedad tienen una tasa de supervivencia muy superior a la de aquellos que sólo piensan en la mala suerte que han tenido. Es más, dice Sheena, algunos de los más optimistas piensan que se van a curar porque quieren curarse.

Todo esto viene a cuento de  que muchas veces nuestra realidad depende de la actitud que tenemos ante los acontecimientos. Ante una situación como la actual de dificultades económicas y desempleo, el que no hace más que darle vueltas a su desgracia y maldecir su mala suerte lo tiene más difícil para salir de su situación. Mientras que los que quieren ser protagonistas de su futuro y creen que pueden modelarlo con sus decisiones se ponen manos a la obra y tienen muchas más posibilidades de salir adelante. Seamos optimistas, y sin negar la realidad, veamos las muchas posibilidades que tenemos por delante.