Un profesor universitario acudió a un restaurante y el dueño le saludó muy amable. Había sido alumno suyo. Deseaba darle las gracias por la calificación que obtuvo en su asignatura. El profesor le preguntó si le había dado matrícula de Honor, a lo que contestó que le había suspendido en varias ocasiones y que por eso tuvo que abandonar sus estudios. Con el tiempo se había dado cuenta de que aquella carrera no era lo suyo. Eso le llevó a diseñar otro proyecto profesional y ahora estaba feliz con su trabajo, sin tener una carrera universitaria.
Recordemos que el término fracaso se utiliza para denominar el error o fallo que se produce en un proyecto, acción o deseo que una persona estaba realizando o planeaba llevar a cabo. Como consecuencia del fracaso, aquello que se realizaba no llega a su fin o lo hace de manera errónea y diferente a la esperada.
Desde niño, nos han enseñado que el éxito se equipara a la felicidad y que fallar conduce a una vida insatisfecha, como cuando no podemos acceder a la Universidad que queríamos o al empleo con el que soñábamos. Pero esta afirmación no es real, ¿Cuántas personas de éxito, ricas y famosas, dicen, no son felices? El nivel de felicidad no consiste en nuestro nivel de éxito, sino en cómo nos aceptamos a nosotros mismos y en el sentido que le demos a nuestra vida.
Lo importante es realizar proyectos que nos mejoren como persona y nos hagan madurar. Eso supone esfuerzo, dedicación y una actitud positiva ante las dificultades. El fracaso no es lo contrario del éxito, sino un componente de este. Es el caso de Thomas Edison que fracasó 1000 veces antes de inventar la bombilla. Y cuando le preguntaban cómo se sentía al fracasar, decía: «No he fracasado 1000 veces. La bombilla es un invento que tenía 1000 pasos».
En lugar de poner excusas, acepta tus errores y no te castigues a ti mismo, sé sincero, valiente y explica lo que te ocurre a una persona que te comprenda y te pueda ayudar. De esta forma, tus errores demostrarán tu confianza, integridad y capacidad para hacerte responsable de tus actos.
Fracasar significa vivir y tratar de negar este hecho es tratar de negar la realidad. No conseguir lo que queremos puede suponer un enorme contratiempo, pero a la vez una gran lección de vida. Una lección que solo aprendemos viviendo. Cuando estés pasando un bache debido a un fracaso, no olvides recordar estas bellas palabras de Charles Dickens: Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender.
Este artículo se publicó en el Diario de Almería