Todos deseamos ser feliz. Sin embargo, el concepto de felicidad depende de cada persona. El Dr. Enrique Rojas, afirma que la felicidad es ante todo un estado de ánimo, un paisaje interior a través del cual me encuentro contento conmigo mismo. Esta es una primera idea que me parece importante destacar: es una mezcla de alegría y paz interior, que son captados de forma subjetiva
La felicidad es como un puzzle en el que siempre falta alguna pieza. La felicidad absoluta no existe, es una pieza de museo, una entelequia sin consistencia. La vida es tan complicada que aspirar a una felicidad total y absoluta es algo imposible. Debemos buscar una felicidad razonable en la que los medios para lograrla sean proporcional a lo que queremos conseguir. Sin olvidar una premisa básica: el que no sabe lo que quiere, es muy difícil que sea feliz.
Según el Dr. Rojas, la felicidad es la suma de dos cosas fundamentales: tener una personalidad equilibrada y haber sido capaz de configurar un proyecto de vida con varios elementos: amor, trabajo y cultura, con metas concretas y realistas. También es importante la amistad. Es decir, tener una personalidad con un cierto grado de madurez, saber querer y sentirse querido, que el trabajo profesional llene nuestra existencia, que la cultura nos envuelva con su manto como gran protectora, y disfrutar de la amistad: la posibilidad de abrirnos a alguien, permitiéndole que conozca nuestro interior. Personalidad, amor, trabajo, cultura y amistad, son las claves para lograr la felicidad.
Dada las características de la cultura actual, para algunos la felicidad queda reducida en última instancia a bienestar, nivel de vida y economía saneada. Y, por supuesto, salud. Se olvida que no es posible experimentar todo eso. Todos tenemos problemas, luchas, fracasos de distinto signo y, por supuesto, retrocesos y sufrimientos.
A medida que vamos descubriendo la complejidad de la existencia nos damos cuenta de que la felicidad no depende de la realidad, sino de la interpretación de la realidad. Tomás Moro murió arruinado, solo, y en la cárcel un verdugo le cortó la cabeza, pero en sus últimos escritos habla de una profunda felicidad, porque sus ideales estaban por encima de todo. Es también el caso de Victor Frankl, psiquiatra judío, que estuvo Auswitch: «Allí descubrí el sentido de la vida y la dignidad del ser humano», escribió. Por eso es importante saber lo que uno quiere, hacia dónde va y qué es lo que persigue.
Este artículo se publicó en el Diario de Almería