Hace tiempo que vengo investigando y experimentando diferentes metodologías para mejorar mi actividad como mentor. Poco a poco he ido desarrollando mi propia metodología. La podemos denominar «Mentoría integral con valores». Es integral porque trata de abarcar todas las dimensiones de la persona (personal, profesional, familiar, espiritual y social) para conseguir una armonía entre ellas, que facilite a la persona a la que ayuda el desarrollo de su el proyecto vital y lograr una vida lograda.
Al comenzar el desarrollo de las entrevistas que forman parte del proceso de la mentoría, advierto siempre cuáles son mis valores, mis creencias y mi proyecto de vida. La mentoría es una relación de ayuda basada en la confianza y si el mentor es sencillo, sincero, transparente y coherente, trasmitirá sus valores al dar consejos, analizar una situación relacionada con el proyecto profesional y vital de la persona que ayuda.
Para lograr inspirar confianza y obtener una buena comunicación, siempre comienzo haciendo una presentación de mi trayectoria profesional y vital. Para eso, aprovecho para comentar con detalle en mi perfil de LinkedIn. En esa presentación trato de contar algunas situaciones personales que han influido en mi formación o el desarrollo de mi proyecto profesional y vital. De esta manera se facilita inspirar confianza. A continuación debe presentarse de la misma forma la persona a la que ayuda el mentor.
Después de analizar bastantes planes de formación para mentores, he llegado a varias conclusiones. La principal es que no es imprescindible realizar estudios universitarios o superar algún máster específico. Lo más importante, en mi opinión, son las características personales del mentor, el grado de madurez de su personalidad, su cultura y preocupación por la formación continua. Además, resulta necesario tener algunas virtudes como la humildad, la generosidad y el espíritu de servicio. También resulta imprescindible practicar la escucha empática, tener capacidad de comunicación interpersonal, verbal y no verbal, empatía, etc.
Como en el proceso de mentoría aparecen situaciones muy diversas tanto profesionales como personales, el mentor debe tener la humildad para pedir consejo a las personas adecuadas. En ocasiones resulta conveniente facilitar una conversación orientadora de la persona que ayuda con las personas a las que ha pedido consejo.
Una forma de mejorar la actividad de un mentor es llevar un diario de la mentoría para preparar las entrevistas, revisar los temas tratados, la documentación facilitada, vídeos comentados, etc. En algunos casos, ha dado buen resultado que alguna de las personas de las que anteriormente ha sido mentor, comparta su experiencia y lo que ha supuesto la ayuda recibida. En mi caso me ha sido muy útil utilizar mi blog en el que voy escribiendo artículos para facilitar el aprovechamiento de las entrevistas y reducir en lo posible la duración del proceso.
Para terminar estas consideraciones, deseo compartir con los lectores de este blog un artículo extenso y con sugerencias muy interesantes para mejorar la actividad de un mentor. Su título es: «El ser, el saber y el hacer de un mentor/a excelente» de María Luisa de Miguel, que aparece publicado en el blog de la Escuela de Mentoring. A continuación te copio algunos párrafos que me parece de interés:
«Si de verdad quieres ser un mentor que invierte en el desarrollo de otras personas para que logren sus metas y sean felices, a quien primero tienes que mentorizar es a ti mismo. Las primeras acciones de un mentor deben estar encaminadas a conocerse, a ser consciente de cuáles son nuestras tendencias naturales en las relaciones con las personas, a la hora de dirigir, liderar, trabajar en equipo, ser padres o madres y cómo de alineadas están con lo que significa ser mentor».
Querer ayudar a otros a desarrollarse no significa poder hacerlo y hacerlo bien. A veces querer no es suficiente, el deseo de ayudar puede ser muy perjudicial si se ejecuta en forma inadecuada, por eso hay que saber como escuchar, como preguntar, como influye la manera de conversar en el desarrollo de las personas, saber dar feedback, aconsejar neutralmente o identificar cuando aportar ideas y cuando no.
-Que las mejores herramientas en el mentoring no son el CANVA, los objetivos SMART, los test u otras recetas prefabricadas en serie. Las mejores herramientas son el mentor, la relación y la conversación. Aparquemos esa obsesión por conocer herramientas, utilizar la última más innovadora, ocupar las sesiones con ellas; recordemos que una herramienta es un medio, no un fin, un medio para facilitar el pensamiento del mentee, no para facilitar la labor del mentor. Los mentores no somos mecánicos, somos artesanos. No seguimos un manual de instrucciones que nos dice que botón apretar en cada momento, preguntamos, escuchamos, observamos y nos dejamos guiar por la persona a la que acompañamos.
2 comentarios en “¿Qué necesitas para ser un buen mentor?”
Este texto resalta un principio esencial para los que aspiramos a ser mentores: el autoconocimiento es el primer paso para guiar a otros. La mentoría efectiva no se basa en herramientas o recetas, sino en la calidad de la relación y la conversación (y tengo la `prueba de esto con José Miguel). Valores como la humildad, la empatía y la autenticidad son fundamentales para inspirar confianza y fomentar el desarrollo integral de las personas a las que acompañaremos. Finalmente hay que entender que: «Ser mentor es un arte, no una fórmula». #TalCual
Muchas gracias por tu comentario Carlos. Tenemos que hablar