Con el comienzo del nuevo año, se suelen hacer propósitos generalmente muy parecidos. Personalmente, prefiero concretar actitudes y virtudes que me ayuden a mejorar como persona y en mi actividad profesional. Me gusta decir que tenemos que tener ideas para mejorar el mundo entre todos y que para eso, tenemos que mejorar las personas.
Al felicitar el año a un amigo, llegamos a la conclusión que si los dos mejoramos, estamos mejorando al mundo, especialmente en nuestro entorno. ¿Te imaginas como cambiaria tu familia o tu lugar de trabajos si todos lucharan por mejorar, por ayudar y servir a los demás?
Lo más importante que quiero lograr en este año es mejorar la armonía de las diferentes dimensiones de mi vida: personal, espiritual, profesional y social. Seguramente una de las actitudes principales para mejorar es tener espíritu de servicio como actitud de vida. Todos tenemos experiencias que existe una alegría de servir. Esta actitud requiere reconocer la dignidad y la libertad de las personas, ser humilde, generoso, comprender y practicar la escucha empática, etc.
Además del espíritu de servicio, hay que tener presente que para ser feliz hay que saber querer, sentirse querido y tener un sentido claro de la vida. Para eso hay que hacerse preguntas: ¿Cuál es mi propósito, mi proyecto profesional y personal’? ¿Conozco cómo encontrar sentido a mi vida? ¿Qué quiero hacer con mi vida?…
Para este año pretendo fortalecer mi pasión por ayudar o servir a los demás, tratar de practicar mejor la escucha empática y centrar mis actividades profesionales en: seguir publicando en prensa cada semana, mejorar mi blog para que sea más plural y haya más colaboradores que escriban artículos, consolidar los servicios que se ofrecen, de modo especial los que se refieren al acompañamiento familiar y matrimonial. Me preocupa mucho la cantidad de separaciones, ruptura de parejas y como consecuencia el aumento del número de hijos de matrimonios rotos.
Respecto a la práctica del mentoring, deseo prestar atención especial a las seniors (mayores de 45-50 años) y seguir fomentando la formación de nuevos mentores con valores, que no se limiten a dar recetas o consejos para lograr el éxito profesional. Todos necesitamos tener unos valores consistentes que orienten nuestras decisiones y actuaciones. Pero no basta con eso, hay que ser coherentes con esos valores y vivir como pensamos, para no acabar en pensar como vivimos, justificando así nuestros comportamientos.
Vivir esperanzados implica fijarnos en aquellos aspectos que nos motiven positivamente. Incorporar la esperanza en nuestra vida implica cultivar ciertos hábitos y enfocarnos en aspectos que nos brinden motivación y una perspectiva positiva. Por eso también me propongo vivir con esperanza
No me olvido de seguir aplicando el refrán africano: «si quieres ir rápido ve solo, si quieres llegar lejos procura ir bien acompañado». Por eso nunca hago nada solo, trato de ir bien acompañado con amigos y por eso también procuro acompañar en el camino de la vida a quien lo necesite. ¿Qué te parecen mis proyectos? Si quieres hacerme alguna pregunta o necesitas mi ayuda, por favor escríbeme a jmiguel.poncemk@gmail.com