A priori puede parecer una pregunta sin sentido. Cada uno puede dedicarse a lo que quiera siempre que le guste y ponga su voluntad y corazón en ello.
Sin embargo, influyen muchos más factores para que un trabajo nos entusiasme además de las mejores o peores condiciones laborales y las tareas a realizar.
Es posible que durante los primeros años muchas personas realicen sus trabajos con diligencia, pero a medida que pasan los años, el trabajo empieza a pesar sobre la vida de las personas si este no se corresponde con la vocación y personalidad de cada uno.
No es la primera vez que ocurría, en el que un excelente trabajador fue recompensado por su empresa con un ascenso o promoción interna donde aumentaron no sólo su salario sino también sus responsabilidades.
En este caso, el trabajador empezó a empeorar su rendimiento porque nadie consultó con él previamente sobre sus competencias o personalidad para saber si este nuevo puesto lo desempañaría de igual forma que el anterior, tal vez simplemente hubiera bastado con una compensación económica pero la empresa asumió que la eficiencia de la persona se vería aumentada con este nuevo reto.
En el caso de nuestro candidato al ascenso, nadie observó su escritura para comprobar que se trataba de un buen comercial que estaba contento de relacionarse con el resto, de empatizar con todas aquellas personas que estaban dispuestas a escucharle. Nadie averiguó la utilidad de su capacidad de seducir al cliente para los propios beneficios de la empresa, directamente se le adjudicó un puesto donde controlaba al resto de sus compañeros comerciales y se le “despojó” de lo que más le gustaba como recompensa por hacerlo bien.
Qué fácil hubiera sido comprobar cómo la escritura estaba detallando que nos encontrábamos a una persona cuya vocación y forma de ser era propia de un comercial de primera, que hacía con maestría lo que había venido a hacer al mundo, tratar con personas.
Finalmente, la empresa perdió a su comercial, pero él, aunque sigue vendiendo fuera de oficinas sabe que haciendo lo que se le da bien, no sólo es más feliz y se siente más pleno, sino que nunca le faltará trabajo.
Qué fácil hubiera sido para la empresa descubrir que estaban ante una persona que había nacido para ser Comercial y qué fácil hubiera sido recurrir a la Grafología.
Esta disciplina derivada de la Psicología es utilizada para el conocimiento profundo de la personalidad de una persona. A partir de este concepto, las aplicaciones pueden ser infinitas: autoconocimiento, recursos humanos, psicología, coaching… y un sinfín de aplicaciones con el objetivo de saber todo sobre la persona con la que se está tratando.
El no usar esta técnica puede llevar a situaciones irreparables para una empresa, cada vez más concienciadas con el capital humano.
Grafóloga y perito caligrafo
Laura Romero Gómez, Grafóloga y Perito Calígrafo, ofrece desde este blog, como profesional de la Grafología, servicios que consisten en ayudar a las personas a conocer a fondo sus fortalezas y sus debilidades, así como la propia personalidad en su conjunto mediante el análisis de su escritura y su firma.