¡Quiero cambiar de trabajo! Esto me lo decía Cristina, una antigua alumna que me encontré por casualidad. Había sido alumna mía hacía años. Cristina era muy buena estudiante. Trabajadora, con iniciativa, responsable y sobre todo era muy creativa. Enseguida tuvo claro su proyecto profesional. Se decidió por trabajar en el mundo de la Publicidad, le hacía mucha ilusión, sentía que trabajar en Publicidad la haría muy feliz.
Me dijo que después de mucho esfuerzo, por fin había logrado su sueño: era responsable de una línea de negocio, con cuentas de clientes importantes. Entonces, le pregunté que por qué quería cambiar de trabajo. El motivo estaba claro, me dijo: ¡quiero formar una familia y tener hijos! Se había dado cuenta, que todo no era compatible. Su actual empleo le ocupaba demasiado tiempo, llegaba muy tarde a casa, cansada, sin ganas de nada. Lo había pensado mucho. Tenía que cambiar de trabajo, aunque fuera otro empleo que no le hiciera tanta ilusión. Necesitaba desarrollar su proyecto de vida. Eso era lo que realmente le hacía feliz.
El problema estaba claro. Había logrado el trabajo de sus sueños, pero así no podría vivir la conciliación. Pero, ¿qué es la conciliación? Por experiencia de otros casos, la conciliación es la situación de vida en la que existe armonía entre vida profesional, familiar, personal y social. Cada dimensión debe tener su propia autonomía, ciertamente, aunque la prioridad debería recaer en la vida familiar. No resulta coherente que, como ocurre con frecuencia, la vida profesional, el proyecto profesional se desarrolle sin tener en cuenta el proyecto de vida, que se encuentra centrado en la vida familiar.
He visto a muchas personas sufrir y llegar incluso a deteriorar o romper sus relaciones de pareja, por motivos de trabajo. Cuando se antepone el trabajo a la familia, se busca el éxito, triunfar, disfrutar con una vida de relaciones profesionales y otras actitudes, que no suelen ser compatibles con el deseo del desarrollo equilibrado de una vida personal y familiar. En la familia, se nos quiere por lo que somos y no por lo que hacemos o tenemos.
Vivir la conciliación no es fácil. Depende de muchos factores, algunos personales, como los valores, actitudes o proyecto de vida. También hay circunstancias sociales y del entorno que la dificultan, por ejemplo, la «nula» flexibilidad horaria, el «mobbing maternal o la baja implantación de la jornada flexible y el teletrabajo. A pesar de estas dificultades, vale la pena luchar por lograr la conciliación que refuerza la vida familiar y personal.
Artículo publicado en el Diario de Almería