Leí hace tiempo el caso de un estudiante que, durante el verano, trabajaba en una fábrica para ganar algo de dinero. El trabajo era monótono, no aprendía nada y no tenía gran interés en lo que hacía: no encontraba el sentido de su trabajo. Un día le llamó el capataz y le encargó otro trabajo, tan repetitivo y aburrido como los anteriores, pero subrayó que era muy importante; que él ya tenía experiencia para cuidarlo especialmente; que la precisión era muy importante, y que el cliente esperaba un resultado impecable. El que lo explicaba hacía notar cómo esa conversación convirtió, en un par de minutos, un trabajo aburrido y molesto en algo con sentido, que motivó su energía y su compromiso.
En Responsabilidad Social (RS) decimos, a menudo, que una empresa que tengo prácticas de RS motivará a sus empleados. A todos nos gusta, dicen los expertos, trabajar en una empresa comprometida con la sociedad, con planes de ayuda social, voluntariado y colaboración en las comunidades locales. Muy bien. Otros expertos nos hablan de técnicas de enriquecimiento de las tareas, beneficios flexibles, cambio de puestos y otros instrumentos, útiles, sin duda.
Pero a aquel estudiante no le dijeron nada de eso: le explicaron que la naturaleza de su trabajo era importante. Y eso es todo. Y la naturaleza no viene dada por si el trabajo es limpio o no, con música o no, rodeado de sonrisas o no. Kim Cameron, en Positive Leadership, explica que el trabajo tiene sentido cuando cumple uno o varios de estos atributos:
- El trabajo tiene un impacto en el bienestar de las personas.
- El trabajo está asociado a un virtud o un valor personal importante.
- El impacto del trabajo va más allá del momento de su realización, y tiene efectos multiplicadores.
- El trabajo crea relaciones humanas valiosas, que dan sentido de comunidad a la gente.
Vuelvo a la RS. Si nos creemos aquella definición de la Comisión Europea de 2011, que dice que la RS es la responsabilidad de la empresa por sus impactos en la sociedad y, por tanto, la responsabilidad del trabajador por el impacto de su trabajo en la sociedad, ya tenemos la explicación del sentido de su trabajo. No depende de las acciones sociales, de dar dinero o de llevar a cabo acciones laborales específicas. El trabajo que nos parezca más denigrante puede estar lleno de sentido para el que lo lleva a cabo.
Fuente: Blog de Antonio Argandoña