En las noticias, en las películas, en las series o en los documentales que veamos a diario se percibe un empeño sibilino de presentar a las mujeres embarazadas como infelices.
En esas historias parece como si las madres no quisieran ya ser madres, como si el hijo que llevan en las entrañas fuera siempre un error de cálculo y no lo más frecuente: fruto del amor. Parece como si tuvieran que pedir permiso a la sociedad por traer al mundo a una nueva criatura… Y, lo que es peor, como si tuvieran que esconder su felicidad y su deseo, libre y maravilloso, de volver a ser madres.
Respeto todas las decisiones libres de las mujeres y de los hombres de nuestro tiempo. Las respeto cuando realmente son así, libres: sin presiones sociales o del entorno laboral, sin coacciones de la familia o de la pareja. Pero me reservo el derecho a elogiar lo que considero más altruista y generoso.
El spot que he seleccionado es un canto a la maternidad. Un canto a la vida que está por nacer, un canto a la generosidad y al amor de las madres. No se oculta, en estas escenas, los agobios que todo embarazo conlleva: mareos, sofocos, debilidades. Pero, junto a ello, aparece siempre el firme propósito de una madre de dar lo mejor de sí misma. El anhelo de buscar el afecto y la felicidad, un sentimiento de plenitud que, de forma natural, se transmite también al marido y a los hijos.
Son preciosos los pensamientos de esas madres embarazadas que están pensando en su familia y en su futuro hijo: “Me encanta estar en forma, me encanta mirarme…, me encantan los desafíos, me encanta mi libertad…”. Y, sobre todo, “Me encanta ser mamá…”.
Pienso que ahora, más que nunca, es un buen momento para volver a ver este inspirador anuncio. ¡Feliz día de la madre a todos! Porque todos debemos celebrarlo.