No son una herramienta de marketing nueva pero las tarjetas de fidelización han comenzado a crecer en popularidad en los últimos años entre el pequeño comercio, que ha visto las ventajas de recompensar a su clientela habitual tal y como ya hacen las grandes superficies.

En el campo del marketing existen ciertas técnicas y recursos que hasta hace poco han sido explotados, principalmente, por grandes empresas. Un buen ejemplo son las tarjetas de fidelización o tarjetas de cliente, una forma perfecta para cuidar a nuestra clientela y hacer que cada visite aumente su complicidad hacia nuestro negocio o marca.

 Cuando volver tiene premio

Por lo general, las tarjetas de fidelización funcionan como una tarjeta de puntos o descuentos, premiando con diferentes incentivos al cliente en función de las compras que vaya realizando en nuestro negocio.

Existen diferentes tipos de tarjetas en base a los beneficios que otorgan al cliente. Algunas ofrecen descuentos de manera sistemática, otras permiten acumular puntos que se pueden canjear después por productos, ectétera. De hecho, en realidad muchos comercios ‘de barrio’ llevan años utilizando este tipo de tarjetas, aunque de manera no profesionalizada: son los clásicos ‘cartones’ en los que nos ponen un sello cada vez que realizamos una compra o solicitamos un servicio y que, tras un número determinado de compras, podemos cambiar por un producto gratuito, por poner un ejemplo.

Crear una tarjeta de cliente de manera profesional y organizada toma un poco más de trabajo pero, sin duda, tiene recompensa. Así lo atestigua Loyalty Monitor en un estudio en el que se refleja que algunos comercios consiguen incrementar más de un 20 % su volumen de negocio en un año tras poner en marcha un sistema de fidelización.  Es el beneficio más evidente de comenzar un programa de fidelización, pero no el único.

Una tarjeta con ventajas para todos

Sin lugar a dudas, al cliente le interesa tener una tarjeta de nuestro comercio si se plantea volver a visitarnos, aunque no sea en un futuro lejano. Y a nosotros también nos ofrece numerosas ventajas.

Por mencionar una de las más relevantes, cuando un cliente se hace con una tarjeta de fidelización está cediendo información personal que nos ayudará a crear una importante base de datos con los detalles más relevantes de nuestro público objetivo. Este documento nos será de una enorme ayuda a la hora de plantear, desde nuestra política de precios y ofertas, hasta las futuras adquisiciones de nuevos productos o servicios que ofrecen en nuestro comercio.

Otro beneficio que tiene contar con una tarjeta de fidelización para tus clientes es que a partir de esta tarjeta puedes mantener una comunicación más fluida con ellos. Por ejemplo, lo normal es que al entregar estas tarjetas pidas a cambio su número de teléfono o una dirección de email, puntos de contacto a los que podrás hacer llegar tus promociones y ofertas.

Cómo promocionar una tarjeta de fidelización

Ofrecer un motivo extra para que tu cliente vuelva es el principal objetivo de una tarjeta de fidelización, pero además, puedes utilizarla para diferentes acciones de marketing como:

  • Dar acceso exclusivo a eventos o presentaciones de productos que hagas en tu negocio.
  • Hacerle llegar el boletín o newsletter mensual con información sobre novedades en tu comercio y algún que otro descuento.
  • Ofrecer la posibilidad de reservar artículos o conseguir servicios muy demandados antes que otros clientes que no son socios de tu negocio.

Estas son solo algunas de las ventajas y maneras de darle uso a las tarjetas de cliente. Además, poner en marcha este sistema se ha vuelto relativamente económico en los últimos años y ya hay empresas especializadas en ofrecer este tipo de servicios.

De manera rápida y por internet, podemos especificar qué tipo de bonificaciones queremos que tenga la tarjeta de cliente de nuestra empresa, así como acceder a completos programas de gestión de clientes que nos ayudarán a conocer mejor a nuestra clientela.

Fuente: BBVA con tu empresa |Ver también:  ¿Los pequeños negocios nos hemos olvidado de la fidelización?