Nadie duda que el sector no lucrativo contribuye al bienestar de la sociedad. Pero su desarrollo no es una mera cuestión de filantropía. Hacen falta emprendedores sociales con ideas innovadoras. David Bornstein explica en un libro la historia de algunos de estos emprendedores y presta especial atención a Ashoka, una entidad que desde 1980 les apoya y que también está establecida en España. Durante varios años Bornstein reunió información sobre ellos con el resultado del libro How to Change the World. Social Entrepreneurs and the Power of New Ideas. Un libro del que Nelson Mandela dijo: «Un libro maravillosamente esperanzador e iluminador… Las historias de estos emprendedores sociales inspirarán y animarán a mucha gente a construir un mundo mejor.»

David Bornstein es un periodista especializado en temas sociales, colaborador del New York Times y del Atlantic Monthly. Tras escribir su primer libro sobre el Grameen Bank, a mediados de los noventa, un amigo le sugirió que debía conocer a Ashoka y a su fundador, Bill Drayton. La figura de Muhammad Yunus y su idea del microcrédito, hoy extendida por todo el planeta, ponía en evidencia, según Bornstein, la necesidad de apoyar precisamente a esas personas con ideas innovadoras, energía y determinación que son capaces de cambiar las cosas. Estos son, en definitiva, los emprendedores sociales.

Bornstein cuenta en él la historia de emprendedores sociales de Asia, Europa y América, de su visión y cómo la están llevando a cabo con la ayuda de Ashoka. El texto comienza explicando el reciente boom del tercer sector, con profusión de entidades e iniciativas, con creación incluso de empleo y riqueza. Tanto en los países en vías de desarrollo como en los países del Este de Europa o en las economías desarrolladas, el tercer sector es activo y está cambiando las cosas.

La figura del emprendedor social

Al igual que el mundo empresarial necesita de emprendedores para progresar y ofrecer mejores productos y servicios, los emprendedores son necesarios, también, en el ámbito social. Esta es la primera idea, quizás sorprendente para muchos oídos, de Bill Drayton, quien acuñó el término emprendedor social y recibió el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en el 2011.

El tercer sector no es simplemente un ámbito “residual” que trabaja donde el Estado no puede o las empresas no quieren. Es el ámbito donde están los gérmenes de muchos cambios positivos, como la historia demuestra. Pero, para dar de sí todo su potencial, el tercer sector debe acelerar su ritmo y, para eso, entre otras cosas, necesita de emprendedores.

La figura del emprendedor social es ciertamente similar a la del emprendedor en el ámbito de los negocios, es decir, del buen empresario, no el simple negociante: una persona con visión y con determinación para llevarla a cabo. La diferencia básica es que se supone que al emprendedor empresarial le mueve el afán de lucro, mientras al social le mueve un deseo de cambio social. Hay emprendedores sociales en todas las geografías, trabajando en sectores tan variados como desarrollo rural, servicios de salud, derechos humanos, conservación del medio ambiente, etc. 

Ashoka, un apoyo a los emprendedores

Ashoka fue fundada por William Drayton en 1980. La misión actual de la entidad es apoyar la labor de los emprendedores sociales como medio para crear un sector social competitivo y eficaz. La organización trabaja seleccionando los emprendedores sociales con las ideas más innovadoras en cualquier campo de acción (educación, medio ambiente, salud, derechos humanos, participación ciudadana o desarrollo económico).

Ashoka les apoya durante tres años con un sueldo mensual para que puedan dedicarse a tiempo completo a desarrollar su idea sin agobios financieros y sin dispersarse en otras actividades. Trascurridos los tres años, Ashoka deja de dar apoyo económico, pero su ayuda, no sólo financiera, es fundamental.

Ashoka selecciona a sus emprendedores sociales a través de un riguroso proceso. Este proceso permite identificar a aquellos emprendedores excepcionales que pueden cambiar patrones sociales a nivel regional dentro de su campo de acción.

Los candidatos deben cumplir los siguientes criterios. Primero, deben tener una idea innovadora. Segundo, deben mostrar creatividad, tanto en su visión como en su definición de metas y resolución de problemas. En tercer lugar, deben estar comprometidos con la idea y decididos a llevarla a cabo.

Por último, la fibra ética: el candidato debe ser integro e inspirar confianza. Y esto no sólo porque Ashoka financie al miembro, sino porque su ejemplo, conducta e iniciativa deben ser intachables si pretenden generar un cambio social.

Fuente: Resumen del servicio de Aceprensa de Aurora Pimentel titulado: Emprendedores con ánimo de cambio social