“En vez de quejarte, haz algo para cambiar”. Es el titular de una entrevista a Corinna Graf en Expansión. Me parece un magnífico lema para los miles de españoles enfadados, desencantados, molestos, decepcionados… que corremos por el país, y para unos cuantos millones más que corren por otros lugares. Ya lo he dicho otra veces: si la conclusión es “todo está mal” y “esto no hay quien lo arregle” porque “nadie se lo toma en serio”, entonces no nos debe extrañar que nos manipulen unos pocos, y que las cosas no se arreglen. Eso de “alguien debería hacer algo” no es una solución. Y esto vale, claro, para los macroproblemas del país, pero también para los microproblemas de la propia familia, empresa, comunidad de vecinos, pueblo, etc.
En la práctica, esto quiere decir que, si veo algo mal a mi alrededor:
1) Me esforzaré por ver lo que también es bueno. Sí, ya sé que esto es muy difícil, pero no he dicho que lo conseguiré, sino que me esforzaré: es una actitud de partida.
2) Antes de criticar, señalaré las cosas buenas. Fulano es muy listo, aunque es también un egoísta.
3) Pero no por ello dejaré de denunciar también las cosas malas.
4) Junto a la denuncia, explicaré lo que, a mi juicio, habría que hacer, si lo sé. Esto es importante, porque cuando me ponga a pensar qué hay que cambiar y cómo, empezaré a darme cuenta de que no es tan fácil y, a lo mejor, me vuelvo más comprensivo con los que lo hacen “todo mal”. ¡Oh, la objetividad!
5) Esto me llevará a tratar de entender las razones por las que alguien no hace lo que debería hacer: a lo mejor, porque es un vago, o un sinvergüenza. Pero quizás porque nadie le ha explicado cómo hay que hacer las cosas. O porque las ve de otra manera, que no tiene por qué estar equivocada.
6) Si puedo, hablaré a solas con el interesado, porque a nadie le gusta que le critiquen en público –y si ocurre esto, es probable que su reacción sea negativa.
Bien, pero, ¿y si yo no puede hacer nada? Porque una cosa es que mi compañero de trabajo abandone sus deberes profesionales, y otra es que alguien ponga una bomba en un avión… Vale, pero entonces sigue siendo válido el título de la entrevista que me llevó a escribir esta entrada: en vez de quejarte, haz algo (note el lector que no dice “además de quejarte”, sino “en vez de quejarte”).
Procura trabajar tú mejor. Cumple con más delicadeza tus deberes. Párate a saludar al vecino, sí, a ese que es aburrido, molesto… Pon una sonrisa en tu cara. Aconseja a un colega que adopte esa actitud. Y habrás conseguido que haya un sinvergüenza menos en el mundo, o dos, y que haya un ambiente un poco más alegre y optimista a tu alrededor. Y cuando llegue la noche, podrás alegrarte por esa pequeña victoria. Que, además, ha sido gratis. Y, lo más importante, estarás cambiando tú por dentro. ¡Ah!, iba a añadir “y perdón por el sermoncito”, pero rectifico: enseñar a vivir las virtudes no es dar sermones, sino tratar de hacer a la gente mejor, lo que no se consigue con la ley, ni con la policía, ni con los controles de seguridad, sino con la ética (y después, pero solo después, también con la ley y los controles).
Fuente: Blog de Antonio Argandoña
3 comentarios en “«En vez de quejarte, haz algo para cambiar»”
Creo que este artículo tiene que servir como pilar a la hora de comportarnos. La vida es muy larga y no ganaremos nada estando enfadados y quejandonos por cada cosa que pase. Todos los días se nos presentan momentos de conflicto y si logramos calmarnos y verlo con perspectiva lograremos mucho mas que si nos ponemos a la defensiva.
Muy buen artículo
Felicidades a la articulista
Todo un programa para hacer
Muchas gracias Roberto por tus palabras