Las tareas profesionales son testimonio de la dignidad de la criatura humana; ocasión de desarrollo de la propia personalidad; vínculo de unión con los demás; fuente de recursos; medio de contribuir a la mejora de la sociedad y de fomentar el progreso de la humanidad entera.
Recuerdo que, en mis conversaciones con mis alumnos sobre orientación profesional, les decía que “importa más con quién se trabaja, que dónde se trabaja”. Mi experiencia me ha demostrado la importancia de las relaciones humanas y el ambiente laboral, que hace posible ir con ganas e ilusión cada día a trabajar y hacerlo con alegría.
Por eso, es tan importante tener una visión relacional de la propia profesión, que consiste: en la capacidad de elevar la mirada para descubrir que el trabajo diario va más allá de la producción de servicios o bienes. También del rendimiento, la eficacia y de la mera autorrealización. Al final, consiste en generar bienes relacionales, que se producen y se gozan siempre con otros, incluso en aquellas profesiones que no están orientadas directamente a la persona.
Como consecuencia de esta naturaleza relacional, parte de la formación profesional no es solamente adquirir los conocimientos y habilidades adecuados al trabajo que realizo, sino aprender también de las personas con las que colaboramos profesionalmente. Otro aspecto importante, son las relaciones de amistad que surgen con naturalidad entre las personas que participan de la misma actividad laboral y que tanto contribuyen a crear un ambiente grato y amable.
Una de las actitudes que más influyen en lograr un buen ambiente laboral es el espíritu de servicio, que implica ayudar de manera espontánea en permanente colaboración hacia los demás. También es importante lograr un intercambio de opiniones diversas e incluso contrapuestas, saber escuchar y comprender a cada persona, tener buen humor y ser optimista.
Estas consideraciones sobre el trabajo, me las ha sugerido la proximidad del 26 de junio en el que se celebra la fiesta de san Josemaría, Fundador del Opus Dei. En su predicación y sus escritos, el trabajo tiene una importancia capital. Recordemos que la finalidad del Opus Dei es contribuir a la misión evangelizadora de la Iglesia Católica, promoviendo entre los cristianos de toda condición, una vida coherente con la fe en las circunstancias ordinarias de la existencia y especialmente a través de la santificación del trabajo.
Este artículo se publicó en el Diario de Almería