La extinción de los hijos.

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La curva de nacimientos y muertes comienza a ser plana, lo que significa que, por primera vez en la historia de la humanidad, cada ser humano que muera no será reemplazado por otro.. Estos hechos ya presentan un problema a nivel mundial, pero lo cierto es que no se están tomando medidas políticas efectivas para revertir la situación.

“La primera vez que oí hablar de este tema a un político abiertamente fue a Tony Blair en una cumbre de jefes de Estado”, afirma el profesor de la Universidad de Alcalá Ignacio García de Leániz Caprile, que acaba de publicar el libro “La extinción de los hijos. El retorno del flautista de Hamelín”.

Cada vez más gente renuncia voluntaria y premeditadamente a tener hijos. No solo uno o dos, sino ninguno. Y este ninguno tan novedoso como significativo  es, precisamente, el objeto de este libro, ya que la desaparición de los hijos en nuestras sociedades está alterando silenciosamente la estructura misma de la vida humana, sin que nadie parezca percatarse de ello.

La figura del hombre que asume la paternidad desde su masculinidad no vive sus mejores momentos. Así lo manifiesta en su libro, Paternidad robada (Ed. Almuzara), María Calvo. En la medida en que hay mujeres que están teniendo hijos sin padre, o hijos “huérfanos de padre” antes de nacer, en las familias llamadas “monomarentales” (madres solas con hijos), se está privando al hombre del papel de la paternidad y se está condenando a los hijos a ser huérfanos de padres vivos.

La función de la maternidad queda bien clara en  «Madre no hay más que una», una película documental iniciativa de la Fundación Gospa Arts y distribuida por European Dreams Factory. Esta película quiere demostrar que en un mundo en el que ser madres supone un ejercicio de malabarismos infinito, todas ellas se merecen un homenaje, un mensaje que demuestre a la sociedad lo maravilloso que es ser madre. Se trata de un canto a la maternidad y a la vida

Con lucidez intelectual, esta obra muestra como este suicidio demográfico de renuncia a la paternidad y maternidad supone una transformación inédita y empobrecedora de las riquezas milenarias de nuestra realidad vital y social, extinguiendo también la figura de los hermanos y abuelos.

Una cultura de “no hijos” que se desarrolla en medio de un extraño silencio que evita hablar públicamente del ocaso de la descendencia humana, ya no solo en Occidente. Mientras que un nuevo flautista de Hamelín sigue con su melodía estéril vaciando nuestras calles del futuro de nuestra civilización, del sentido de la vida y, al cabo, del ser humano mismo.

Por todo lo indicado, me ha encantado que la Asociación de Familias numerosas de Madrid se haya atrevido con la campaña “Salva el planeta: ten más hijos” que ha colocado en las calles de Madrid. El mensaje es claro (y tristemente poco escuchado): ¿de qué sirve un mundo sin contaminación si no hay personas para disfrutarlo? Los niños son un don, un regalo y el futuro. Convirtamos nuestros hogares en un lugar de esperanza.

Leer una reseña del libro muy completa en Nueva Revista : https://lnkd.in/dJ2FYMXJ

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