Una de las manifestaciones de integridad personal es cumplir con los compromisos que uno ha adquirido. Ya sea en el ámbito profesional, en el familiar o en cualquier otro ámbito. Cuando una persona cumple con la palabra dada, esta persona es de fiar. Es una persona íntegra. Uno puede estar tranquilo de que lo que se ha acordado se va a llevar a la práctica.
Cumplir con los compromisos que hemos asumidos cuando estos compromisos son agradables es muy fácil. Cumplirlos cuando nos resultan engorrosos, pero las consecuencias de no cumplirlos son todavía más dolorosas, también lo hace cualquiera. Pero cumplir con los compromisos adquiridos, cuando estos se muestran arduos, y está en nuestra mano no cumplirlos, sin que salgamos perjudicados, esto sí que es síntoma de categoría humana, de respeto por las personas y de integridad moral.
Viene el mensaje a cuenta de que hay directivos (o alumnos) que para conseguir lo que pretenden no les importa prometer lo que haga falta, y una vez conseguidos sus objetivos se olvidan de aquello a lo que se habían comprometido. Ya no les hace falta tenerlo en cuenta. Su condición de jefes se lo posibilita hacer. Este es un modo eficacísimo de destrozar de modo inmediato la confianza dentro de una organización, y muestra inequívoca de que de ese jefe (o alumnos) hay que huir.
Este mensaje sirve tanto para el ámbito profesional como el familiar. Está en juego nuestra categoría humana y
profesional. Conclusión: en las decisiones que tomas acuérdate de cumplir con los compromisos que has adquirido.
profesional. Conclusión: en las decisiones que tomas acuérdate de cumplir con los compromisos que has adquirido.
Fuente: Cumplir con tus compromisos (Blog de Miguel Ángel Ariño)
2 comentarios en “¿Cumples con tus compromisos?”
Estoy totalmente de acuerdo con el contenido y reflexiones de este post y lo que a través de él se indica.
La honestidad, la integridad y compromiso del individuo en todo lo que hace es fundamental en las relaciones interpersonales, máxime en el mundo de la empresa y el mercado. Siempre han sido valores necesarios, o incluso básicos, pero hoy día cada vez son más relevantes, a medida que aumenta nuestra “visibilidad”. En las nuevas formas de trabajar, básicamente relacionales, la “Marca personal” (“Personal Branding”) y la “huella” que de ella y nuestras acciones vamos dejando, es un factor muy importante a tener en cuenta.
Es fundamental, por tanto, mantener una estrategia personal y profesional honesta, transparente e íntegra, donde la sinceridad siempre me ha parecido un pilar fundamental en el trato con los demás (ya sea con el círculo vital próximo, como en el trabajo, etc.) y donde el compromiso sea claro y duradero. Las personas que “juegan” con otros, generando desconfianza, falta de compromiso, adopción e incumplimiento de acuerdos, etc. al final, con el paso del tiempo, van perdiendo muchas opciones y oportunidades que sin entrar en ello hubieran conseguido, pero que no son capaces de ver a corto plazo.
No solamente hay que tener estos principios básicos, si no, hay que saber mantenerlos y trabajarlos, sin olvidarlos, ya que es la clave para el desarrollo personal y profesional y un factor para el éxito. Cuando nos convertimos en personas que cumplimos, como se dice en el post “fiables”, nos convertimos en personas con las que los demás quieren contar, trabajar o colaborar.
Francisco Javier Carrillo Guajardo-Fajardo
Marketing I: Fundamentos (Univ. Alcalá)
Basta con echar un vistazo por la red para darse cuenta de la gran cantidad de reclamaciones y quejas que se realizan directamente contra las empresas por incumplimientos de sus promesas en lo que se refiere a condiciones de la compra, servicios postventa o promociones. Pero además de estos aspectos más “tangibles” es común ver como las prácticas de las empresas se alejan de sus compromisos sociales, precisamente de aquellos de los que tanto alardean y de los que a la hora de la verdad no existe ni rastro. Bajo mi punto de vista, cuanto más poderosa y reconocida es la marca y mas forma parte de la vida de los consumidores, mayor es su tentación de incumplir con sus promesas en pos de su beneficio propio, amparándose en el hecho de que muy pocos consumidores castigarán sus incumplimientos y cambiaran de marca frente a los consumidores que por costumbre o tradición continuara siendo fieles. Un ejemplo claro y muy actual es el caso de Coca Cola, marca de la felicidad “tan preocupada “por las personas y que luego tantos perjuicios y angustias ha ocasionado a sus empleados con el escabroso tema del ERE. ¿Dónde quedan los valores y principios de los que presumia la compañía y que en cierta manera prometía a su público, a través de los que consiguió una reputación internacional y en los que se basó para aumentar sus ventas? Quizá cuando el dinero entra por la puerta los valores, los principios y el compromiso salen por la ventana.
Cristina Gutiérrez Carmona. Alumna de MK Internacional