La demagogia de 140 caracteres

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Un artículo de Thomas Friedman, comentarista
habitual del New York Times, denuncia que la omnipresencia de las
redes sociales en la política contemporánea provoca que el debate se frivolice:

los temas se tratan de una manera superficial porque se piensa más en cómo
presentarlos en Twitter que en sus implicaciones profundas. En referencia a la
Ley de Moore (un teorema informático que estipula que cada dos años se dobla la
capacidad de procesamiento de los chips), Friedman se pregunta si no cabría
formular una variante de la ley: la calidad del liderazgo y del debate
desciende con cada 100 millones de usuarios nuevos en Facebook y Twitter.
Además de la explicación tecnológica, Friedman
considera que existe una causa sociológica para este deterioro: la generación
del baby-boom ha sido educada en la satisfacción de sus necesidades –no solo
las básicas– a corto plazo, y ahora exigen a sus gobernantes soluciones
rápidas. Casi siempre, esta demanda suele llevar a la improvisación, a la
demagogia o directamente al engaño.
Con la extensión de la participación de la
sociedad en los asuntos públicos (plataformas como Blogger o YouTube, además de
las redes sociales, someten a los políticos a un constante escrutinio, no menos
asfixiante por su frecuente superficialidad), muchos gobernantes están
dispuestos a hacer cualquier cosa antes que malquistarse con “el gran público”,
una especie de gran hermano pero en el extremo opuesto. La política se
convierte entonces en una competición a ver quién logra más followers.
De ahí que la mentira o la exageración estén a la
orden del día en el debate actual.
Otra consecuencia es que los asuntos
espinosos (aquellos que harían perder seguidores en Twitter) se pospongan una y
otra vez, con el consiguiente retraso de algunas reformas necesarias. La receta
de Friedman es sencilla (quizá ingenua), pero no fácil: los líderes tienen que
decir la verdad a los ciudadanos, y explicarla con profundidad. Así,
conseguirán followers y friends de verdad, no virtuales
.
Fuente: ACEPRENSA, 29.6.12 (Servicio de acceso libre on line)

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