Hoy «Día Mundial de los Derechos del Consumidor«, es un buen momento para recordar que «Ser consumidor, por definición, nos
incluye a todos»
. La frase que enunció un 15 de marzo de 1962 el entonces
presidente John Fitzgerald Kennedy ante el Congreso de los Estados Unidos, determinó la jornada elegida para celebrar el Día Mundial de los Derechos del
Consumidor. La decisión la tomó la International Organization of Consumers
Union (IOCU)
, hoy Consumers International (CI), en 1983 y la razón que esgrimió
fue el histórico discurso que pronunció, 20 años antes, JFK.
Reportaje emitido en el programa de Canal Sur Europa Abierta

Sigue leyendo y pincha en los enlaces…

El líder norteamericano lanzó en ese
momento afirmaciones que hoy permanecen todavía vigentes –«somos el
grupo económico más grande en el mercado
, que afecta y es afectado por
casi todas las decisiones económicas públicas y privadas… pero también el
único grupo importante cuyos puntos de vista a menudo no son escuchados»,
aseveró– y fijó, gracias a su discurso, un inequívoco punto de partida
para las legislaciones sobre los derechos del consumidor por llegar
.
Lo hizo mucho antes de que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobara, un
9 de abril de 1985, las directrices para la Protección de los Consumidores, que
dotaban a sus derechos de reconocimiento y legitimidad internacional.
No parece mala idea repasar en qué puntos
incidió Kennedy en su disertación y, de paso, reflexionar sobre su oportunidad y grado de cumplimiento en la actualidad. Los consumidores, explicó el presidente,
debían tener derecho a la seguridad, a la información, a la libre elección, a
la existencia de competencia de precios y a ser escuchados por los gobiernos en
la formulación de sus políticas de consumo.
Toda una declaración de intenciones, que generó normas a favor de un colectivo hasta entonces en situación de
inferioridad respecto a las empresas y mejoró su calidad de vida.
La educación de las personas en su condición de consumidores,
una faceta cada vez más importante, significa transmitirles la conciencia de
que es necesario informarse, es decir, comprar
sabiendo qué adquirimos en realidad
: componentes, fecha de consumo e
ingredientes –en el caso de tratarse de productos de alimentación–, fabricante
y precio de venta de los artículos expuestos.
También tenemos derecho a que aquello que se nos
ofrezca, no suponga ningún riesgo para nuestra salud y nuestra seguridad
, algo
que las administraciones deben garantizar en sus legislaciones. De que es
posible y deseable manifestar nuestro parecer cuando así lo estimemos en los
órganos oportunos y estar representados en asociaciones. Además, a la hora de
elaborar una norma, el Ejecutivo ha de escuchar al Consejo de Consumidores y Usuarios, la voz organizada de los consumidores. La reparación en caso de daños
y perjuicios y la protección jurídica y técnica en situaciones de debilidad, son
otros de nuestros derechos.


Muchos han sido los avances
logrados en la materia desde aquel lejano 1962, sobre todo gracias a la
formulación de normas, a la creación de estructuras administrativas con
competencias para su ejecución y a la consolidación de los movimientos
asociativos. Sin embargo, el
consumidor afronta, en el presente, grandes retos como tal.
 En primer lugar, a la hora de proteger sus datos personales o en
cuanto a la utilización de sus pautas de consumo por parte de las compañías
para enviarle publicidad y promociones, 
nuevos
desafíos que plantean realidades como la
emergencia del comercio electrónico 
y
que exigen una actualización de las normativas vigentes. Porque todos somos responsables de que las
líneas maestras del discurso de JFK no caigan en saco roto.