Lecciones de Viktor Frankl para tiempos de pandemia

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Durante las últimas semanas, cuenta en su blog Francisco Alcaide, con motivo del lanzamiento al mercado de Aprendiendo de los mejores 3 (Alienta Editorial) me han realizado diferentes entrevistas en medios de comunicación (ABC, El País, TVE2, Levante TV,…) y ha habido una pregunta que se ha repetido con frecuencia: 

− ¿Con qué personaje te quedarías como preferido del volumen 3?

Mi contestación ha sido:

Dada la situación que estamos viviendo un personaje muy interesante es Viktor Frankl, un psiquiatra que fue hecho prisionero por la Alemania nazi de Hitler durante la II Guerra Mundial y llevado a los campos de concentración de Auschwitz y Dachau. Durante aquel episodio histórico vio morir a su padre, madre y esposa. Sin embargo, a pesar de vivir una situación tan dolorosa y horrorosa, de aquella tragedia surgió algo tan bello como El hombre en busca de sentido, que es uno de los libros más leídos de la historia y muy recomendable para los tiempos de adversidad que vivimos. 

De manera más concreta, ¿qué lecciones podemos aprender de Viktor Frankl y su obra? Apunto sólo cuatro:

1. ACTITUD. «Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino».

No es libertad de condiciones sino libertad de tomar una decisión teniendo en cuenta las condiciones. Cuando permites que las circunstancias determinen tu actitud pierdes el control de tu vida. Esto es lo que nos recuerda Frankl que sirve para abrirnos los ojos: «Las experiencias de la vida en un campo de concentración demuestran que el hombre tiene capacidad de elección. Muchos de los prisioneros del campo de concentración creyeron que la oportunidad de vivir ya les había pasado y, sin embargo, la realidad es que representó una oportunidad y un desafío: que o bien se puede convertir la experiencia en victorias, en un triunfo interno, o bien se puede ignorar el desafío y limitarse a vegetar como hicieron la mayoría de ellos». 

Siempre tenemos el poder de elección, y esa elección −con resiliencia o resignación− marca nuestro devenir: «El hombre no existe simplemente, sino que decide lo que su existencia será, lo que se convertirá en el próximo instante. En este orden de ideas, cada ser humano tiene la libertad de cambiar en cada momento». Y prosigue: «Nosotros que vivimos en campos de concentración, podemos recordar los hombres que caminaban de barraca en barraca reconfortando a otros, regalando su trozo de pan. Puede que los hombres que ayudaban fuesen pocos, pero son prueba suficiente de que te pueden quitar todo, excepto la libertad de actuar como quieres».

2. PROPÓSITO. «No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades ‘externas’ y a las limitaciones ‘internas’, como la consciencia de tener una tarea en la vida».

Todas esas personalidades que nos vienen a la cabeza como héroes de nuestra sociedad a lo largo de la historia, eran personas normales y corrientes que tenían una visión elevada que trascendía su figura. Pensemos en Martin Luther King, Mahatma Gandhi, Nelson Mandela o la madre Teresa de Calcuta, por citar sólo algunos ejemplos. Ese propósito (causa, porqué) grande al servicio de una causa colectiva por un mundo mejor les hizo soportar y superar todo tipo de dificultades exteriores y encontrar todo tipo recursos interiores para ganar su lucha.  

Cuanto más te remueva por dentro tu visión y mayor sea su impacto en los demás, con más facilidad te resultará resistir las vicisitudes de la vida. Nuestro deber es preguntarnos acerca de nuestra tarea en la vida y luego entregarnos a ella con el mayor compromiso. Crea una visión (propósito, causa, porqué) tan clara y estimulante que tus miedos se vuelvan irrelevantes y tus capacidades se estiren hasta donde la razón no alcance a concebir. 

3. HUMOR. «Es sabido que el humor, más que cualquier otra cosa en la existencia humana, proporciona el distanciamiento necesario para sobreponerse a cualquier situación, aunque sea un instante». 

Y añadía: «Los intentos por desarrollar un sentido del humor y ver la realidad bajo una luz humorística constituyen una especie de truco que aprendemos en el arte de vivir». Cuando la vida se vuelve dura −muy dura en el caso de Frankl− hay que desarrollar estrategias (trucos) para hacerla más llevadera, salir adelante y sobrevivir. Y el humor es una de las mejores terapias.  

Luis Rojas Marcos, psiquiatra con obras tan interesantes como La fuerza del optimismo o Superar la adversidad: el poder de la resiliencia, y que ha conocido durante más de treinta años realidades muy adversas del ser humano, nos da algunas reflexiones interesantes: «El sentido del humor es fundamental para entender la vida». Y también: «Cualquier botiquín de urgencias debe llevar una dosis de sentido del humor. Tratamos mejor las incongruencias de la vida». Él mismo relata como en cierta ocasión, conversando con su madre a la que adoraba, le preguntó: 

− Mamá, cuando fallezcas qué prefieres, ¿que te enterremos o que te incineremos? 

Su madre, con gran sentido del humor, le contestó: 

− Dame una sorpresa hijo, dame una sorpresa. 

4. CONFIANZA (FE) ESPIRITUAL. «Lo que se pide al ser humano no es, como enseñan los filósofos existenciales, que soporte el sinsentido de la vida, sino que soporte la incapacidad de comprender su sentido incondicional en términos racionales».

Cierta vez una periodista le preguntaba al doctor Frankl:

− Cuál es la respuesta a la pregunta: ¿Por qué yo? ¿Por qué me sucede esto a mí?

Su respuesta nos hace reflexionar y nos aporta luz y esperanza:

− La respuesta a esa pregunta no es algo que un psiquiatra o un científico puedan contestar. Pero yo no comparto la opinión de Jean Paul Sartre quien dijo que hay “aceptar, soportar con coraje, heroicamente, el absoluto sinsentido de nuestras vidas”. Lo que tenemos que aceptar es la incapacidad de nosotros los humanos de reconocer el Sentido Supremo en términos intelectuales o meramente racionales. Esto es lo único que tenemos que aceptar. Podemos creer en ese Sentido Supremo y facilitar a alguien el camino hacia a ese Sentido Supremo, hacia la fe. Es un trabajo realizado más por un teólogo que por un psiquiatra.

Desde luego es una repuesta que puede servir de estímulo a todas aquellas personas que ha pasado por trágicas circunstancias −muerte de un hijo, atentados, guerras o similares adversidades− para seguir adelante. Lo que tenemos que aceptar es que dentro del Orden Divino todo tiene su sentido aunque no seamos capaces de explicarlo racionalmente. Ello cambia nuestro paradigma de la vida y nos hace más fácil aceptar todo lo que ocurre, especialmente lo más trágico (a simple vista). La razón es limitada, porque la razón saca conclusiones según unas creencias. Todo lo que escapa a esas creencias le produce un gran desconcierto. La clave reside en aceptar esa realidad como parte de una Plan Divino que responde a una lógica aunque nosotros no podamos comprenderla racionalmente.

Fuente: Blog de Francisco Alcaide

2 comentarios en “Lecciones de Viktor Frankl para tiempos de pandemia”

  1. Muy interesante artículo. Me ha llamado mucho la atención la siguiente frase: No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades ‘externas’ y a las limitaciones ‘internas’, como la consciencia de tener una tarea en la vida.

    Hace poco leí un libro titulado «Ikigai, los secretos de Japón para una vida larga y feliz», de Hector García y Francesc Miralles. Este libro hace especial hincapié en que todos tenemos una razón de ser y que, cuando la encontramos, vivimos una vida feliz y longeva. Nuestro ikigai es la razón por la que nos levantamos todas las mañanas.

    Es una lectura muy recomendable para estos tiempos.

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